sábado, 25 de febrero de 2012

No te vayas

 
Te me acercaste lentamente por la espalda sin hacer ruido, rozando mi cuerpo y
susurrándome suavemente al oído:
- No te vayas.
- No, si no me voy todavía, acabo de llegar.
-¡No te vayas!
Quédate, no te vayas.
- ¿Qué no me vaya ahora a casa?
- No, no me refiero a eso, ¿cuando te vas?
- Muy pronto, en unos días.
-  No te vayas, quédate ¡No quiero que te vayas!
No te quedes por el sol o la playa.
Quédate por mí, porque no quiero que te vayas.
- Eres un romántico y un soñador, me recuerdas a alguien.
- Si soy un soñador, un romántico que quiere despertar con tú sonrisa todos los días, que desea hacerte feliz. Que adora el perfume de tu piel y lo bien que se siente cuando te abraza.
Si no puedes quedarte entonces llévame contigo.

- No te gustaría, no aguantarías más de un mes. No puedo ser tan egoísta para hacer que dejes todo por mí. No sabes lo que es, el estar lejos de tú familia. Vas a odiarme más pronto que tarde por alejarte de tus seres queridos.
- Nunca te odiaría, nunca podría, estoy demasiado enamorado.
 ¿Como no te das cuenta? ¿Que te ha hecho ser así?
Siento que estoy pagando por los platos rotos de otro que no supo hacerte feliz.
- No sabes lo que dices, el amor te tiene ciego.
Créeme, jamás funcionaria y los romances a larga distancia nunca terminan bien.
- Tú no eres como ninguna mujer que yo haya conocido antes
 y no quiero perderte.
              ¿No hay nada que pueda decir para convencerte?,
 ¡ojala sintieras lo mismo que yo!
- Tú sabias desde el primer día que me marcharía, que era sólo cuestión de tiempo.
Yo no pertenezco a está realidad, a este mundo de telenovelas.
-¡Ojala sintieras lo mismo que yo!
- No me gustan,  las despedidas, aunque para mi ya son más que rutina y no me veras llorar. No quiero hacerte daño, pero no hay nada que puedas decir para hacerme cambiar de opinión. No sé si algún día nos volvamos a ver, pero me gustaría pensar que tengo a un amigo acá, por si vuelvo. Alguien que me tiene mucho cariño, un hombre con él que me siento muy a gusto, que ha sido tan generoso conmigo, que me abrió su corazón. Un amigo con él que me puedo sentar a tomar un café. Me encantaría pensar que podemos ser amigos, realmente valoro tu amistad.
- Acá voy a estar por si decides regresar y si algún día voy donde tú estas,
recuerda llevarme a tomar un café.
Ahora dame un abrazo antes que te vayas que quiero recordar el perfume de tu piel.
¡Que rico hueles, que bien se siente abrazarte! ¡Quédate, no te vayas!

-Gracias por pedirme que me quede, nunca nadie lo había hecho antes y nunca lo olvidare.
 FIN
Lecherías, 24 de febrero 2012

No hay comentarios.: