viernes, 16 de diciembre de 2011

¿Alguna vez te han roto el corazón?

“Recordar es el mejor modo de olvidar”
Sigmund Freud

“Hablar de nuestra pena nos ayuda a calmarla”
Pierre Corneille

  

¡Es cómico como pintan el corazón roto con una raya en zigzag por el medio!
Cuando mi corazón se rompió se sintió como cuando se cae un vaso de cristal
al piso y tienes que buscar la aspiradora para recoger los pedacitos más chiquiticos.
Me ha pasado muchísimas veces,  ¡lo del vaso de cristal!
¿Como repararlo, cuando se rompe?
¿Repararlo? ¡Todavía estoy buscando pedacitos en el piso!
¿Cuantas veces se puede romper un corazón?
¿Tres o más antes que quede inservible?
¿Como se mide para saber si esta roto o solo mal herido?
¿Por la cantidad de horas, días, meses, años en las que sientes dolor o
lloras por el desamor y la traición?
¿Que pasa si no lloras? por eso de que no vale la pena llorar por
un cobarde que no te supo valorar y te trato con indiferencia a pesar de
que le dijiste que lo amabas con todo el corazón y moviste cielo y tierra
cruzando el océano para demostrarlo.
¿Quedan cicatrices en el corazón o un hueco negro en donde una vez existió?
La pregunta importante, diría yo es si ¿todavía, se tiene corazón para volver a amar?
Luego de tres o más decepciones.
¿Vale la pena sanar un corazón para volverlo a arriesgar todo por amor?
Te imaginas sí pudiéramos asegurar nuestro corazón por una suma millonaria
¿Como como los artistas aseguran partes de su cuerpo?
¿Asegurar un corazón al desnudo y expuesto al dolor fácilmente?
¡Mucho riesgo diría la empresa de seguros!


La primera vez que me rompieron el corazón, yo era una adolescente.
Todavía me da tristeza al recordar como sufrí por amor o más bien
lo que dolió amar a alguien, que ya no sentía amor por mí.
Recuerdo pensando en aquel entonces ¿como fue que sucedió?,
¿que fue lo que dije o hice mal para que me dejara de amar?
¿Como lo logro él?, ¡dejarme de querer a mí, que lo amo con todo mi corazón!
¿Como fue capaz de olvidar, nuestros besos, nuestras caricias y
todas las palabras de amor?
Yo,  cumplí mi promesa de amarlo siempre,
¿como es posible que a él se le olvido? ,
Él que prometió ¡nunca olvidarme o dejarme de querer!
¿Como puede dejarme así?
¡sin darme una explicación, sin acabar lo que un día comenzó,
dejando una herida tan profunda en mi corazón.


Si alguien me hubiese operado el corazón sin anestesia,
el dolor no podría haber sido ser mayor, es que fue muy fuerte
y lenta la sensación de ver y sentir morir a mi corazón.
Mi corazón se aferraba a los recuerdos y se negaba a morir,
por más dolor que estaba sintiendo y por más oxigeno que le
estaba faltando, peleo hasta el final por su amor.
Yo hubiese preferido una muerte rápida para mi corazón,
algo así como de un día y listo ¡muerto quedo!
Pero no mi corazón tan valiente y fuerte se fue rompiendo
por pedacitos y muy lentamente.
¡Los pedacitos no es que cayeron todos en un mismo lugar,
para yo poder  recogerlos con la aspiraradora  o
barrerlos con facilidad!
No cayeron todos sobre la alfombra persa de la sala, más bien caían
por todos lados y por donde yo pasaba durante días, semanas y meses.
Si pasaba yo por algún lugar donde había estado con él,
ahí caía un pedacito de mi corazón.
Sí iba en el auto y de repente lo recordaba nuevamente,
ahí caía otro pedacito de mi corazón.
Si estaba en la sala o en la cocina y recordaba sus besos,
¿Adivinen que?
ahí caí un pedacito de mi corazón.


Durante el día el dolor no era tan fuerte o insoportable,
ya que mi corazón se entretenía con la música y el baile,
para aguantarse el dolor.
El problema eran las noches en silencio en mi habitación,
recordando sus caricias y sus palabras de amor.
En las noches no había música ni baile, que calmaran mi dolor.
Me acostaba y trataba de no pensar o sentir nada,
poner mi mente en blanco para quedarme dormida,
exhausta de bailar  y correr de un lado al otro todo el día.
Me disculpan si no se lee bien lo que escribo,
pero las lágrimas no me dejan ver bien la pantalla.
El que dijo que el tiempo curaba todas las heridas,
estaba equivocado.


Cuando me acostaba en mi cama, era cuando más mi corazón se
rompía y en pedacitos tan pequeñitos que ni con lupa se veían.
Ahora que lo pienso he debido escribir de noche y no de día,
voy a necesitar lentes oscuros para esconder la tristeza y el
dolor en mis ojos, el resto del día.
Volvamos al cuento… y dejemos de lamentarnos,
¡Que de amor nadie se ha muerto!
En las noches me acostaba sobre mi almohada,
tratando de no pensar en él, la causa de que mi corazón
se estuviera desintegrando pedazo a pedazo.
No lo odiaba a pesar de hacerme tanto daño por dejarme de querer,
pensaba, que de los dos, él era el más afortunado, por haber encontrado
a alguien a quien querer, alguien a quien él amara tanto,
al punto de olvidarse de nuestro amor.
¿Cómo se puede sentir más amor de lo que sentimos los dos?
¿Como puede ser feliz con alguien que no sea yo?
¿Quién podría amarlo más que yo?
Se preguntaba mi corazón a medida que se caían de él
pedazos al piso y por todos lados.


El dolor que yo sentía en todo el cuerpo era tan fuerte,
que ni siquiera me atrevía a moverme o levantarme de la cama
para buscar una aspiradora y recoger los trocitos de corazón
que caían debajo de la cama.   
Las lágrimas salían de mis ojos sin necesidad de hacer nada para llamarlas,
yo no trataba de detenerlas, pues el dolor era demasiado grande,
que me dejaba sin fuerzas.
Lloraba toda la noche hasta quedarme exhausta y dormida.
La noche siguiente era lo mismo, las lágrimas volvían y mi corazón se partía
en mas pedacitos que un rompecabezas, caían haciendo mucho ruido en mis oídos,
yo no escuchaba los latidos de mi corazón que pedían auxilio,
solo sentía mis lagrimas caer por mis mejillas, mojando mi almohada.
Ni siquiera la almohada fría y húmeda me molestaba para dormir,
las lágrimas rápidamente se convirtieron en mi compañía de todas las noches
y me ayudaban a dormir profundo y tranquila.
No se cuanto tiempo pase llorando en las noches hasta que mi corazón
soltó el ultimo pedazo, a mi se me hizo una eternidad,
nunca he podido medir bien el tiempo o el espacio.

Pienso que llore demasiado, como jamás había llorado por algo, pensé que jamás
podría superar esa perdida tan grande, ese vacío que dejaba mi corazón hecho trizas.
Sentía que de mi corazón ya no quedaba nada, solo un pedacito de algo grande
que latía, para que yo continuara con vida y respirando, sin embargo me costaba
respirar y era solo cuando bailaba, que me sentía con vida.
En las noches dejaba que las lágrimas salieran,
las mismas que escondía con la música durante el día.
Dejaba que mi corazón llorara y se desangrara todo lo que deseara, hasta quedarme
dormida y para dejarlo solo con su sufrimiento, porque no había nada mas
que yo pudiera hacer, solo aceptar que el amor de mi vida, ya no era mio sino de otra.


¿De otra? ¡Imposible! de solo pensarlo mi corazón sentía nauseas y malestar.
¿como podía  él ser de otra? mientras yo seguía siendo de él
y yo estaba con vida, ¿con vida?
Yo nunca fui celosa y siempre quise su felicidad, pero su felicidad era yo,
¿como era que él no la sabia?
Esto era demasiado hasta para el más fuerte corazón.
Así fue como me rompieron el corazón la primera vez y me disculpan
que deje el cuento a medio terminar pero es que estoy luchando con
las lágrimas y el dolor, hoy ya no quiero llorar más y es que duele demasiado
recordar algo que jamás pude olvidar.
Fue un dolor con el que aprendí a vivir, a perdonar,
a crecer y a volver amar.

Continuara.... 

martes, 13 de diciembre de 2011

La balanza


En la vida nunca tuve mucha paciencia y siempre fui rápido a todos lados,

buscando romper la barrera del tiempo y el espacio.

Como un rayo viajando a través de la luz y alumbrando todo a su paso,

Con un rumbo, un destino, una meta y una balanza en la mano.


Que Dios me abra los caminos y me ayude con la balanza,

que mantenga el amor en mi corazón, que aleje tantas dudas

¡Y vayamos con calma!

Sí en la vida todos necesitamos amor, y es la capacidad de amar

lo que nos caracteriza, no amemos con temor, no dejemos en manos

de otros nuestra felicidad.

Demostremos amor, con hechos y palabras, es hora de poner la

realidad en una balanza y tomar las cosas con calma. 


No seré más cobarde, no dejare pasar la oportunidad que dios me dio

para amar con todo mi corazón, sí es ser feliz lo que más deseo y

hacer felices a los que deseen serlo, acompañándome en el camino y

mostrando valor. El que me ame tendrá que aceptarme como soy

y no temerle a mi corazón.

Este cuento es para todos los que con su amor y comprensión me

ayudaron en la búsqueda de mi balanza, son ustedes como piedras

de una montaña que me dieron fuerzas para sostenerme cuando me

encontraba débil  y apagada. Ustedes los que con sus cuentos,

experiencias y sabidurías, valores, unieron las diferentes partes de

una balanza que se encontraba desarmada, sola, abandonada y

llena de polvo en una esquina.

Gracias por no abandonarme, cuando me encontraba frágil y perdida,

por creer en mí, en mi búsqueda personal, en quitarle las telarañas

a una balanza que necesitaba brillar y pararse firme ante la vida.


Es así como comenzó un viaje en búsqueda de un tesoro, un recuerdo,

una balanza, un camino que me llevo por Europa y me trajo

nuevamente a mi casa en Venezuela donde escribo esta historia,

muy agradecida con Dios, mi familia, amigos y con mi prima Violeta,

que tenía más de 15 años que no veía. Quien me conto unos cuentos

que me ayudaron a reflexionar, me abrió su corazón y escucho lo

que el mío tenía que contar, me ayudo a calibrar una balanza que

estaba durante años sin usar, por encontrarse tan perdida.

Esta madrugada mi padre me dio un abrazo y un beso,

cuando se despidió.

Me dijo que no olvidara las llaves dentro de la casa,

cuando saliera por la puerta, pues yo todavía era una niña y rio.

Si le dije eso hare y pensé, una niña que regreso a casa, buscando

tesoros escondidos, recuerdos, fotografías, cartas, cintas grabadas,

libros, reunirse con su familia, despedirse de su pasado,

de sus recuerdos de adolescente que no la dejaban tranquila.


Una niña que creció y hoy día tienen niños que son lo más importante de su vida.

Que por ellos daría todo y por ellos pondría nuevamente todo

en la balanza para darles el mejor ejemplo de vida. 
 

Si olvidar era lo que quería, ahora sé que en mi memoria está el tesoro,

que es ahí donde se escondía, mi adorada balanza perdida.

No era olvidar lo que necesitaba, era recordar donde había puesto la balanza,

en mi vida, la que me llevo a madurar, a amar, a viajar, siempre a toda velocidad

y ahora siento que he llegado al lugar donde perdí la calma y guarde

la balanza y con ella mi felicidad por si algún día la pudiese necesitar.

Gracias a todos los que me han tenido paciencia en la vida, a pesar de

o por ser yo un volcán, con tan buena memoria, que quiso olvidar,

que no basta con amar, sentir, cambiar, juzgar, perdonar, recordar,

viajar a toda velocidad para enfrentar o huir de la realidad o encontrarse

nuevamente consigo misma.

Necesitamos de la balanza para estar en paz con nosotros mismos y

encontrar felicidad. 
 

Nunca olvidare que aunque nunca tuve mucha paciencia,

Dios me dio una gran capacidad para amar, para recordar y

sanar mis heridas  y que puso gente bella en mi camino,

a quienes nunca podré olvidar.

¡Ya encontré mi balanza, no necesito buscar más!

¡Ya encontrela calma y con ella mi felicidad!


Este cuento está dedicado a todos los que aman con el corazón, con pasión, con recuerdos, para todos los románticos como yo, quienes se acuestan pensando en el amor y es el amor lo que los levanta bien temprano de la cama.

Memorias de un Volcán
Pto. La Cruz 13/12/2011

jueves, 3 de noviembre de 2011

Déjà vu


Recuerdo cuando de adolescente, una tarde conversando con mi padre, le dije que tenía una fuerte sensación de como cuando has vivido ese momento antes, lo que dijiste o escuchaste, o lo que vives en ese instante. Le conté que pensaba que éramos como marionetas en manos de alguien, que esa persona jugaba con nosotros y nos hacía repetir las mismas acciones. Mi padre me miró pensativo y un poco preocupado, me dijo que era bueno que no hubiese probado las drogas todavía o estaría en serios problemas. Me advirtió que si alguna vez las probaba no lo hiciera sola, pues era mejor hacerlo con alguien en quien confiara.
La sensación me parecía fascinante, tan fascinante que busque su significado y aprendí que le llaman Déjà vu.

Tengo meses con esa sensación de déjà vu por dentro, al principio no me importo percibirla pues era algo familiar y ya la conocía. Sabía, pensé que como todo pasa esto también pasaría y que luego de reconocerlo, reconocérmelo a mi misma la sensación me soltaría. La sensación se hacía cada vez más fuerte, pasó a ser parte de mí día a día y yo sin quererlo, seguía sin entender el significado del sentimiento. ¿Por qué algo que sucede algunas veces se apoderaba de mi vida y se repetía tantas veces? Algunas historias son mejores dejarlas abiertas, algunas historias no tienen final y algunas historias se repiten aunque tratemos de cambiar el final.

 ¿Cómo cambiar los sentimientos?, ¿como aprender del pasado para no cometer los mismos errores una y otra vez?, ¿como dejar de ser quienes somos y dejar a tras nuestras inseguridades y temores?
¿Cómo pasar la pagina y olvidar los recuerdos y las sensaciones de felicidad?
¿Cómo vivir ignorando lo que sabemos y sentimos porque alguien dijo que era un imposible?
¿En manos de quienes vamos a dejar nuestra felicidad?
¡Y ahora a quien vamos a culpar por actuar, decir y expresar lo que nosotros solo nos atrevemos a pensar!
Quería vacaciones un descanso, iniciar otra actividad, pero mi corazón  y el déjà vu, no me dejan en paz.

Tengo una memoria muy buena, nunca entendí que de bueno podía tener, el  recordar con tantos detalles el pasado, rostros, palabras, sensaciones. Sobretodo detalles que a veces sería mejor olvidar, tantos recuerdos que me hubiese gustado bloquear de mí pasado por ser innecesarios, pero que están ahí sin necesidad de cavar en lo profundo para encontrarlos.
Hace poco estaba en una disco bailando salsa y un hombre joven me saco a bailar y me dijo algo mientras bailábamos, yo lo mire y le dije, te conozco, eres…..., nos vimos una vez en …., el me dijo ¡es cierto!, que memoria la tuya, no lo puedo creer, ¡que memoria la tuya! Exclamo sorprendido.
Sí tengo una memoria muy buena, le dije. El se quedo muy impresionado y ahora tengo un amigo nuevo en Facebook.  

¿Cómo bloquear los recuerdos? Escuche que hay gente que va al sicólogo para desbloquearse y poder recordar y superar los traumas.
¿Funcionará al revés también?
Yo me imagino diciéndole a un sicólogo, no tengo traumas que desbloquear, tengo un montón de recuerdos, palabras, caras y  sensaciones que me gustaría poder olvidar o talvez no tenerlas presente a cada instante, como sí las viviera a diario, ¿me puede recetar una pastilla para olvidar? porque me siento como Bill Murray en la película “Groundhog Day” donde todos los días se despierta y es el mismo día. El hombre de la película intenta de todo para que el próximo día sea diferente y nuevamente se despierta y tiene que comenzar de cero, reviviendo todo de nuevo. La película es genial, una de mis favoritas de todos los tiempos, la puedo ver miles de veces y me sigo riendo de lo graciosa que es.
El sicólogo me preguntaría ¿Está tomando usted alguna droga? y yo le diría que nunca las probé, pues la verdad nunca me gusto la idea de perder el control. ¡Y yo no necesito de drogas con el tamaño de mí imaginación me basta y sobra!

En la vida real la sensación de déjà vu a diario, no es graciosa, más bien comienza a ser incomoda. El déjà vu pareciera estarse burlando de mí, recordándome que no todo esta en mis manos y que no importa cuanto haga o diga, no puedo cambiar mis sentimientos o el final del cuento, el déjà vu me tiene atrapada. Mañana será otro día con las mismas sensaciones de un sueño del que no me puedo despertar.  Sin tan solo hubiera una pastilla para olvidar.
¡Ni pensar que hay gente que toma pastillas para recordar!
Me siento como en una carrera contra el reloj, donde el objetivo es ganarle al déjà vu.
¿Cuantas veces podemos decir que esto ya lo había vivido, sentido, experimentado?
Mis recuerdos parecen un CD rayado, saltando en el tiempo y el espacio, pero siempre retornando al mismo lugar. Leí que hay quienes llaman a este fenómeno un desorden de la memoria. ¡Vaya desorden en el que me metí sin querer queriendo! ¿En que estaba pensando? No, ya recuerdo no estaba pensando, ¡estaba siguiendo a mí corazón! ¡El muy pendejo!
Hacía mucho que él no me hablaba y de repente me comenzó a hablar y yo me deje llevar, por sus latidos, por la familiaridad, por lo que parecía seguro, el recuerdo de la felicidad completa. Me entregue a las sensaciones y baje todos los muros, me desnude, me deje caer, nuevamente confié, ame, reí, llore, fui feliz de encontrarle sentido a mis recuerdos a lo que creía perdido. ¿Perdido?  o ¿déjà vu de nuevo?
“Que comiencen los juegos, sí esto es una pelea, que gane el mejor, en el amor todo se vale”.
Le escuche decir a mí corazón.
El déjà vu me lleva la delantera, pero yo soy un volcán en movimiento, una fiera y no voy a perder mi corazón en esta pelea.    


"Sometimes I give myself the creeps, sometimes my mind plays tricks on me, it all keeps adding up I think I'm cracking up, am I just paranoid? ah yea yea yea, Grasping to control, so I better hold on"

Green Day - Basket Case


Déjà vu es la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación nueva. La experiencia del déjà vu suele ir acompañada por una convincente sensación de familiaridad y también por una sensación de «sobrecogimiento», «extrañeza» o «rareza». La experiencia «previa» es con frecuencia atribuida a un sueño, aunque en algunos casos se da una firme sensación de que la experiencia «ocurrió auténticamente» en el pasado. Fuente Wikipedia

Déjà vécu: ‘ya vivido’ o ‘ya experimentado’ “Todos tenemos alguna experiencia de la sensación, que nos viene ocasionalmente, de que lo que estamos diciendo o haciendo ya lo hemos dicho y hecho antes, en una época remota; de haber estado rodeados, hace tiempo, por las mismas caras, objetos y circunstancias; de que sabemos perfectamente lo que diremos a continuación, ¡como si de pronto lo recordásemos!” Dickens - Fuente Wikipedia

 

domingo, 23 de octubre de 2011

Mí amante


Le conté a mí madre, que me sentía triste, sola,
algo infeliz, que sentía un vació en mí vida.
Ella me dijo que me buscara un amante,
que eso cambiaría mí vida.



Una tarde sentada en un café recordé las palabras de mí madre y fui en búsqueda de mí amante.
Tenía muchas dudas, temores, no sabía como comenzar la búsqueda, pensé que yo no sería capaz, que no tendría el tiempo, la seguridad o la valentía. Pensé que me comería viva la vergüenza o el remordimiento si alguien se enteraba de la existencia de un amante en mi vida.
Fue sentada en ese café donde lo vi la primera vez.

Una noche decidí encontrarme con él, con mí amante. El estaba feliz de verme y yo no paraba de sonreír, estaba nerviosa y ninguno de los dos sabia que decir. Dejamos que la música hablara por nosotros y nos inspiramos en una canción.
Esa noche fue maravillosa, mí amante era perfecto, me hizo olvidar todo lo que parecía no tener solución, me saco de mi realidad y me mostró una mucho mejor, me hizo sentir perfecta, deseada, comprendida, valorada, me dio alas para volar, despertó mi creatividad, me regreso la felicidad.
Mí amante me hizo sentir bella, fuerte, tan especial, le encanto mi cuerpo, no vio defectos, le gustaron mis movimientos. Juntos hicimos magia esa noche y nos perdimos en otro mundo, fue como viajar en el tiempo. El fue tierno y comprensivo, no le importo que solo pudiera dedicarle una hora de mí tiempo. No se resintió, ni me reprocho cuando tuve que despedirme, me hizo entender que él siempre estaría ahí, esperando por mí, a que volviera a sus brazos de nuevo.

Nuestros encuentros duraban poco y cada vez que tenía que dejarlo para volver a casa, se me hacia difícil. Yo deseaba que en vez de una hora pudieran ser dos o más las horas que pasaba junto a él. Al principio sentía muchos remordimientos por dejar a mi marido, que jamás lo iba a entender, que yo tuviese un amante, menos mal que él nunca me pidió explicaciones ni detalles, solo me dejo ir sin preguntar, me dio siempre toda la libertad y el espacio para que fuese en busca de mí felicidad.   
Poco a poco mí amante se fue apoderando más de mi tiempo, lo hizo en silencio y pidiendo muy poco. Ahora entiendo lo que quiso decirme un amigo, cuando me escribió que tuviese cuidado con los que piden poco que a la final terminamos entregándoles todo.
Así lo hizo mi amante, él me quería toda para él y de una hora nuestros encuentros pasaron a dos horas por las noches y de dos veces por semana pasaron a cuatro, de lunes a jueves.
Muy apasionado mi amante y muy apasionada yo por no negarme a dejarlo todo por estar con él, en sus brazos.

A mí amante no le importa verme sin maquillaje o sí estoy gorda o flaca, pero yo siempre salgo bella y arreglada a la calle y desde que tengo a mí amante estoy más flaca que antes. Mí amante no me busca pleitos, no me contradice y nunca se pone celoso de mis actividades con otros. Tampoco se enoja sí dejo de verlo por días, semanas o meses. Siempre me espera con los brazos abiertos y sabe que es solo cuestión de tiempo para que vuelva a su lado. El entiende que tengo mis prioridades y me exige muy poco, pues sabe que es el aire que yo respiro y sin él yo siento que me ahogo.
Mi amante es muy seguro de sí mismo, es muy paciente y sabe que sí por mí fuera estaría con él todo el tiempo. Aunque no estemos juntos yo siempre lo pienso y en como hace estremecer todo mi cuerpo y llega a hasta el fondo de mi piel, hasta la ultima fibra de mi ser. Como mi amante no hay otro igual, cuando regreso a él, siempre esta feliz de verme y tenerme nuevamente, aunque sea solo por unas horas, él no trata de detener el tiempo, pero busca sacar el máximo de provecho a las horas que le dedico. Cuando estamos juntos en una habitación el mundo entero desaparece, solo siento el movimiento del piso o de mis pies flotando en una nube, soy un volcán en movimiento y nada puede detenerme. No hacen falta palabras para expresar los sentimientos, eso se lo dejamos a la música y a las letras en las canciones, que siempre nos acompaña en nuestros encuentros.

Todos tenemos un amante, del que a veces nos alejamos, porque tenemos otras prioridades, el trabajo, por falta de tiempo, porque nuestras parejas o hijos se pueden molestar o resentir de nuestras actividades.
Mí amante es el baile y hace casi un año que lo encontré de nuevo. Deje de bailar por mucho tiempo porque pensé que no podía tenerlo todo y ya tenía demasiado, pensé que tenía que sacrificar algo para convertirme en la esposa y madre perfecta.
Cuando mí madre me aconsejo que me buscara a un amante, no se refería a un hombre, me decía que buscara un hobby, un pasatiempo algo que me llenara y me hiciera feliz, una actividad diaria para tener más energías de enfrentar los retos del día y salir de la rutina. Me tomo un buen tiempo seguir su consejo, pues no me creía capaz de alejarme de casa, de mí marido, de mis hijos por irme a bailar, que es lo que siempre he querido desde niña, bailar en mí tiempo libre, me gusta bailar todo el tiempo, hasta cuando cocino.

Una mañana sentada en un café, encontré un folleto de una academia de baile anunciando clases de Zumba. Ya yo conocía la música, gracias a una querida amiga que me regalo un CD, pero nunca había asistido a clases. Le mostré el folleto a mi marido y le pregunte sí podíamos hacer el esfuerzo para yo ir a las clases, que me moría de ganas por bailar nuevamente, pero él tendría que llegar directo del trabajo a quedarse con los niños, yo los dejaría con la cena lista y el tendría que hacer el resto. El accedió no muy contento y al principio se quejo de mí ausencia y a veces yo perdía clases porque él no llegaba a casa a tiempo o se iba de viajes por un largo tiempo. No fue fácil y muchas veces pensé en retirarme de la academia y dejar el baile, pero me alegro de no haberlo hecho. Ahora todos conocen la rutina y nadie se queja de que me tome mis dos horas por las noches para ir a mis clases en la academia. Mi esposo dice que estoy mejor que nunca y mis hijos se alegran de jugar con papá en las noches y que él les lea cuentos. Todo es posible sí sabemos lo que queremos, sí tenemos una meta y deseamos realizar nuestros sueños. No hay que rendirse aunque el camino parezca difícil y complicado. La felicidad esta en los pequeños detalles. Lo difícil no es hacer nuestros sueños realidad, lo difícil es saber que es lo que verdaderamente queremos y no rendirnos nunca a pesar de los contratiempos.  
Desde que tengo a mí amante soy más feliz que antes, encontré un balance en mi tiempo, el baile es algo que es solo mío y  ahora no pienso en dejarlo nuevamente, es parte de mi vida.


“Si todo falla siempre tendremos la música y el baile”
Mí amante

miércoles, 12 de octubre de 2011

Los reyes y su princesa, el final del cuento


La princesa estaba feliz de saber que su corazón nunca la traicionaría, mientras ella escuchara lo que él tenia que decirle. Estaba feliz de haber encontrado a su príncipe azul y tener la oportunidad de decirle todo lo que antes no tuvo el valor de contarle. Estaba feliz de saber que en algún lugar de un reino lejano había un príncipe que la amaba aunque no pudiese estar a su lado para abrazarla.
Estaba feliz de saber que la vida trae hermosas sorpresas a todos lo que creen en el amor y no se rinden en su búsqueda. La princesa estaba feliz, tan feliz que se quedo profundamente dormida, mientras recordaba lo hermoso de sentirse enamorada.


El final del cuento


La princesa despertó del sueño, exaltada, había estado soñado con otra época, con otro tiempo, con una mujer llamada Alicia, que escribía cuentos. Una mujer exitosa, feliz con su esposo y con su vida. Estaba soñando con el mar, con el amor, con la felicidad, con tantos sentimientos hermosos, que en su vida actual no existían, soñaba con una mejor vida. El sueño le dio esperanzas a la princesa, pensó que tal vez para ella la felicidad también existía, como lo existía para Alicia, la mujer en su sueño.


La princesa decidió no esperar más y hablar con el príncipe valiente, necesitaba contarle un cuento, decirle la verdad acerca de sus sentimientos.
Fue así como le contó al príncipe la historia de su vida, él la escucho atentamente, ella vio como el sufría, escuchando el cuento, pero por ser el tan valiente no la interrumpió. Ella le dijo que sabía que no eran felices juntos, desde hacia mucho tiempo y que nada había tenido que ver el príncipe azul en todo eso. Ella necesitaba que él supiera la verdad y que entendiera que lo ultimo que ella deseaba era verlo sufrir o hacerle daño con sus sentimientos o con su pasado, pero que ella no deseaba vivir en silencio y ocultando la verdad.
La princesa le dijo al príncipe valiente que había intentado durante mucho tiempo hacerle entender que las cosas entre los dos no marchaban bien, pero él se había negado a escuchar y ella al igual que él se rindió al final y le dio paso a la soledad que acabo con su amor.


La princesa vio como él príncipe valiente luchaba por contener sus lágrimas y su dolor. El le dijo que no estaba dispuesto a rendirse, que él era muy valiente y que entendía que no había otros culpables del fracaso en la relación. Que él estaba dispuesto a cambiar, a aceptar el reto de hacerla feliz nuevamente, que quería su felicidad y que le daría el tiempo necesario para que ella tomara la decisión que tuviese que tomar.
La princesa se sintió libre de un enorme peso, por haberle dicho al príncipe la verdad acerca de sus sentimientos, por haberle contado al príncipe de su pasado. Se sintió libre por no tener que guardar más secretos.


En otro reino lejano estaba el príncipe azul que le escribía a la princesa que él también deseaba su felicidad y que si algún día ella necesitaba de él las puertas de su castillo siempre estaría abiertas para ella.
El príncipe azul deseaba verla nuevamente, mirarla a los ojos y abrazarla fuerte. Contarle tantas cosas que no se atrevía en sus cartas.
El la amaba a pesar de los años y la distancia, pero él era muy paciente y sabia que todo llegaba en su momento y no iba permitir perder a la princesa por dejarse arrastrar por sus sentimientos, tenía que darle tiempo al tiempo. No le hablaba a la princesa de sus sentimientos. Quería que la princesa escribiera su propio destino, que siguiera su propio cuento, que encontrara el camino de regreso. El deseaba que la princesa en contrara el camino de regreso a sus brazos, pero se negaba a decírselo o a expresarlo.


La princesa leí las cartas del príncipe azul, pero las palabras que él usaba, la hacían dudar de sus sentimientos, ¿no sabia que pensar de él? ¿Por que la frialdad?, ¿por que el distanciamiento? ¿Que quería él de ella? cuando le escribía que tenia que verla, que tenían mucho todavía de que hablar.
Ella también quería verlo nuevamente, pero tenía miedo de que cuando lo tuviese de frente las emociones la fuesen a traicionar y cayera al suelo desmayada sin poder hablar.


La princesa deseaba que él príncipe le hablara claro que le dijera que sentía por ella, quería saber si él estaba jugando con sus sentimientos o sí en verdad era cierto que después de tanto tiempo, él todavía la amaba o sí ella era solo una espina en su alma que él necesitaba sacarse con palabras guardadas y por eso deseaba verla.
Ella temía que sí se veían, él le hiciera daño con su silencio o peor aun, con sus reproches del pasado, por las heridas que su partida dejaron en él. Ella temía que él la hiciera responsable de su infelicidad y de sus inseguridades.
Sí tan solo él supiera cuanto ella lo amaba, si tan solo él confiará en ella, sí tan solo él no fuese tan terco y orgulloso y no la hiera con su silencio, pensaba.
¡Sí tan solo él dejara de buscar excusas, pretextos y culpables en todos lados y le hablara claro! ¿Por que tenia él que esperar para verla de nuevo, para decirle lo que sentía por ella? ¿Por que no decirle cuales eran sus pensamientos? ¿Qué acaso no sabia él que la conocía desde joven, lo impaciente que era?


La princesa decidió entonces no preocuparse más y no dejar en manos de nadie su felicidad, decidió ser feliz ella en su día a día, en sus actividades, poniéndole corazón a todo lo que hacía.
La princesa decidió tomar el control de su felicidad y no volverse a conformar con menos de la felicidad completa que hacía a su corazón vibrar, cantar y bailar.
La princesa continuó escuchando a su corazón hasta que un día encontró el amor en forma de hombre, se abrazaron fuertemente y vivieron felices para siempre.
 

Fin del cuento 

jueves, 6 de octubre de 2011

Los reyes y su princesa, segunda parte


Érase una vez una princesa que después de muchos años sin tener noticias de su príncipe azul se encontró nuevamente con él. Así como si nada, como sí la tierra fuera redonda, como sí el mundo fuera un pañuelo.
Cuando la princesa encontró al príncipe azul por equivocación o cosas del destino, pensó que no había nada de malo en saludarlo, total habían pasado más de 20 años y ella sabía que su corazón lo había enterrado junto con todos los recuerdos del pasado.


 El  príncipe azul ya no podía hacerle daño con su presencia, ella no tenia ningún interés en un príncipe que en él pasado no la había valorado lo suficiente y que no la había amado tanto como para merecerla.
La princesa estaba segura de no sentir más que curiosidad por saber que había sido de la vida del príncipe, ni siquiera se detuvo antes a pensar que cosas le preguntaría o de que hablarían, ella pensó que sería como hablar con un viejo conocido, con él que intercambias un par de palabras y terminas hablando del clima, luego de diez minutos cuando no hayas más de que hablar.


Fue entonces que la princesa escucho la voz del príncipe azul y lo que sintió al escuchar la voz de su primer amor, no fue lo que ella imagino que sentiría  jamás, nada de lo que ella creyó posible sentir con solo escuchar una voz sin detenerse a pensar en el contenido de las palabras. El hola de él basto y sobro para que la princesa se diera cuenta, que no estaba preparada para escuchar la voz de su principe azul.
El no la dejo hablar, le hizo varias preguntas sin cesar y le contó de su vida. Dijo cosas que ella nunca imagino que alguien fuese capaz de confesar, sobre todo cuando han pasado tantos años y no existe la confianza para hablar abiertamente de los sentimientos que se tienen. La princesa se sintió como en un sueño no creía posible que el príncipe azul, le estuviera abriendo de esa manera su corazón.


Lo peor de todo era la sensación extraña que sentía en todo el cuerpo, sus piernas le fallaban, las rodillas le temblaban, sentía como todo el cuerpo le pesaba, no tenia fuerzas para mantenerse derecha. La princesa no sabía si era el piso o su cuerpo él que se estremecía. Los latidos del corazón tenían sorda a la princesa, pensó en lo equivocada y poco preparada que estaba en creer que se puede hablar, así no más con quien fue su otra mitad, su media naranja, su más puro amor, su príncipe azul.


La princesa pensó en terminar la conversación e inventar cualquier pretexto o excusa para no tener que seguir aguantando tanta inestabilidad del piso, detener el tsunami de emociones y poder callar los latidos del corazón, que casi no la dejaban respirar. Eso fue lo que sintió, como sí le faltara la respiración y como sí todo girara a su alrededor. Esa sensación no le gustó a la princesa y lo peor de todo fue lo que hizo a continuación.


En vez de disculparse y despedirse del príncipe azul, se escucho contándole sus secretos y abriéndole su corazón, hablándole del dolor que su pérdida le causó.
La princesa se escuchaba hablar y no podía creer que fuese ella capaz de decirle a un extraño todo lo que nunca se atrevió a contarle a nadie, ni siquiera a admitirse a ella misma. Tantos sentimientos guardados en lo más profundo de su corazón y bajo llave durante tantos años.


La princesa se sintió traicionada por su corazón, quien le hablaba al príncipe azul sin sentir ningún tipo de vergüenza de quedar desnudo y expuesto ante él, a quien ella juro un día no llamar ni con el pensamiento. ¡Ahora sabia el porque!, la princesa pensó que esta vez no seria suficiente mudarse a otro reino lejano, después de esa conversación que duro horas y no solo diez minutos como ella pensó inicialmente, ¡tendría que mudarse del planeta!


Si bien el corazón de la princesa se sentía feliz de por fin ser escuchado, ella no sabía que hacer con toda la información y con tantos sentimientos encontrados. De ha ratos pensaba que estaba soñando y de ha ratos no sabia sí todo era producto de su imaginación y que las palabras del príncipe donde le confesaba, el nunca haberla olvidado y estar arrepentido por haberla perdido, eran sólo palabras en una canción que suena en la radio y no lo que escuchamos cuando hablamos con alguien que no vemos hace muchos años.


Las palabras del príncipe, le llegaban directamente al corazón de la  princesa, ella entendía perfectamente lo que el príncipe le decía, aunque él a veces le hablaba en rimas como los cuentos de  Shakespeare. La magia entre ellos seguía intacta. Ella podía ser ella misma con él y contarle todos sus sentimientos, tenia más bien que controlarse, pues temía que el príncipe la malinterpretase o la juzgara por sincerarse con él de esa manera  y él a pesar de mantener la calma, se delataba con su palabras hacía ella.


La princesa podía sentir la emoción, el nerviosismo en las palabras del príncipe azul. Ella sentía y sabía que él todavía la amaba, lo mucho que le importaba, que ella seguía siendo el tesoro en su vida. Ella no dudaba en sus palabras o en la sinceridad de él en contarle los detalles de su vida, sus batallas, lo infeliz que se sentía, que francamente algunas anécdotas o casi todas ahuyentarían a cualquier princesa, luego de escuchar hablar de tantas derrotas y batallas perdidas.
Y sin embargo ella no estaba asustada, estaba conmovida e interesada por todo lo que él  príncipe azul le contaba y la manera en que él le hablaba de todo lo que sentía aun por ella, a pesar de los años sin verla o estar junto a ella.


El príncipe quería saber todo acerca de la princesa y eso la hacia sentir incomoda, vaya dilema. ¿Quien era ese extraño en quien su corazón confiaba como si lo conociera de toda la vida?
Los príncipes luego de conversar durante largo rato se despidieron como se despiden dos enamorados que hace años no sé han visto, pero que saben que él amor sigue intacto y eso nadie podría cambiarlo.
La princesa más tarde en la soledad de su habitación, al recordar él encuentro con él príncipe no pudo contener las lágrimas y lloró.


La princesa lloró como hacia años no había llorado, porque recordó cuanto amo a su príncipe azul, porque se sintió traicionada por su corazón, pero entendió que fue ella quien se negó a escucharlo en el pasado y tantas veces lo mando a callar. Por saber que no había nada que pudiese hacer ella para callar ahora a su corazón, que latía con la fuerza de un volcán a punto de estallar y no la dejaba pensar en nada más que no fuese en la voz y las palabras de su gran amor.


La princesa lloró por saber que había traicionado a su corazón, porque entendió que no se puede olvidar al primer amor, sobre todo cuando fue él, el hombre a quien ella más amo y con quien fue tan feliz. Por la sinceridad de las palabras con las que él le hablo y le contó lo duro que fue para él la vida sin su princesa, a quien nunca olvido. La princesa lloró por saber que lo que más deseaba era estar al lado de su príncipe azul para amarlo y hacerlo feliz, darle todo su amor y curar todas las heridas que dejaron las batallas en su corazón. Ella lo amaba con toda su alma y solo deseaba saber que era feliz, pero él no era feliz, le había dicho y eso la angustiaba y ahora él también sabia que la princesa lo amaba.
Ella lloró recordando que trato de convencerlo de que la separación fue lo mejor para los dos, que estaban mejor así, separados cada quien en su reino lejano.


¡Que sí el destino así lo quiso, fue para el bien de lo dos, le dijo al príncipe antes de despedirse y eso había que aceptarlo!
 La princesa lloraba en su habitación, porque ni ella creía ya en sus propias palabras. ¡Que destino tan cruel, que la separo de su amor! pensó.
¿Por que si el destino así lo quiso, no curo sus heridas? y
¿Por que sentía todavía tanto amor por él príncipe azul?
¿Por que corrían las lagrimas ahora por sus mejillas?
¿Por que esa sensación tan fuerte en su corazón?
¿Por que sí el destino los une nuevamente no puede abrazarlo fuerte y decirle que no tema, que tenga fe, que todo lo malo pasa y  que juntos de ahora en adelante todo será mejor?


¿Por que no se callaba su corazón?, sí estaban solos en su habitación, ella y él. Su corazón  parecía feliz de que ella lo escuchara cantar la misma canción una y otra vez. Era una canción que ella conocía, una canción muy familiar y que nunca había olvidado, solo había decidido nunca más recordar o volver a cantar. Era la canción que le cantaba su príncipe azul, cuando le hablaba de amor.


La princesa necesitaba ahora más que nunca la ayuda del consejero del reino, una persona sabia y noble, imparcial a todo este cuento. Que le diera un buen consejo, que le dijera como encontrar paz en todo el remolino de sentimientos.
Una noche finalmente lo encontró, no había pasado mucho tiempo y  al encontrarlo le contó todas las historias ocultas por tantos años en su corazón. Le pregunto a su consejero que si tenía alguna respuesta que la ayudara  a resolver el dilema que ella tenía.


El consejero del reino le dio el más sabio de todos los consejos.
Le dijo: querida princesa, hazle preguntas a tu corazón, que el tiene las repuestas, él conoce la felicidad completa, no temas hacer preguntas directas.
¡Escucha siempre la voz de tu corazón y recuerda ser feliz!


La princesa estaba feliz de saber que su corazón nunca la traicionaría, mientras ella escuchara lo que él tenia que decirle. Estaba feliz de haber encontrado a su príncipe azul y tener la oportunidad de decirle todo lo que antes no tuvo el valor de contarle. Estaba feliz de saber que en algún lugar de un reino lejano había un príncipe que la amaba aunque no pudiese estar a su lado para abrazarla.
Estaba feliz de saber que la vida trae hermosas sorpresas a todos lo que creen en el amor y no se rinden en su búsqueda. La princesa estaba feliz, tan feliz que se quedo profundamente dormida, mientras recordaba lo hermoso de sentirse enamorada.



Alicia sintió como unos dulces labios la besaban y escucho las olas del mar golpeando en la playa, abrió los ojos lentamente y vio a su esposo como la miraba y le sonreía. Disculpa le dijo él, no quise despertarte, pero te ves tan bella ahí dormida que no pude resistir besarte. Alicia se había quedado dormida sobre una camilla bajo un toldo en la playa mientras leía un libro. El día estaba fresco a pesar del sol que brillaba en lo alto. Estaba soñando le dijo a su esposo, que se había sentado a su lado y ahora la besaba en la frente y acariciaba su cuerpo con sus manos. ¿Que soñabas?, ¿conmigo? le pregunto él.
con uno de mis cuentos, le respondió ella.

Alicia era una escritora exitosa de novelas románticas, pero ahora se encontraba de vacaciones con su esposo en la playa. Conmigo entonces le insistió su marido. Ella rió y le dijo no seas tan curioso, mejor acércate que quiero otro beso, otro y otro. ¿Si te he dicho que me gusta la playa?
Sí corazón, miles de veces, la playa, el sonido de las olas, la arena, el sol y yo, pero no en ese orden. Los dos rieron y él la beso, ella sintió las mariposas revoloteando en el estomago y una sensación de inmensa felicidad. El la miro profundamente a los ojos y sin decir nada la abrazo. El la amaba con toda su alma, eran muy felices con todo y sus diferencias. Cuando estaban juntos no podían dejar de demostrase el amor que se tenían, no pasaba un día que no si dijeran cuanto se amaban y se querían.      


Si bien el matrimonió no siempre era fácil y a veces les costaba ponerse de acuerdo, ellos se comunicaban, se respetaban y se querían, se tenían confianza  y entre los dos había mucha química y pasión.
El estaba orgulloso de su mujer, de sus logros, admiraba su belleza, su inteligencia y su valentía. Con ella él sentía  que no le faltaba nada, que todo lo tenía, era su mujer, su amante y su mejor amiga.
A su lado él era un mejor hombre, uno capaz de lograr todo lo que se proponía.

Ella lo amaba con todo el corazón, lo adoraba, lo cuidaba, lo consentía, confiaba en él, en sus decisiones. Admiraba su inteligencia, su rectitud, su sinceridad, su fortaleza ante la vida. El era su inspiración, su compañero en las buenas y en las malas, su mundo entero.
El regalo que Dios le envío para que fuese feliz y creyera en el amor.
Eran muy felices los dos.


FIN