martes, 13 de diciembre de 2011

La balanza


En la vida nunca tuve mucha paciencia y siempre fui rápido a todos lados,

buscando romper la barrera del tiempo y el espacio.

Como un rayo viajando a través de la luz y alumbrando todo a su paso,

Con un rumbo, un destino, una meta y una balanza en la mano.


Que Dios me abra los caminos y me ayude con la balanza,

que mantenga el amor en mi corazón, que aleje tantas dudas

¡Y vayamos con calma!

Sí en la vida todos necesitamos amor, y es la capacidad de amar

lo que nos caracteriza, no amemos con temor, no dejemos en manos

de otros nuestra felicidad.

Demostremos amor, con hechos y palabras, es hora de poner la

realidad en una balanza y tomar las cosas con calma. 


No seré más cobarde, no dejare pasar la oportunidad que dios me dio

para amar con todo mi corazón, sí es ser feliz lo que más deseo y

hacer felices a los que deseen serlo, acompañándome en el camino y

mostrando valor. El que me ame tendrá que aceptarme como soy

y no temerle a mi corazón.

Este cuento es para todos los que con su amor y comprensión me

ayudaron en la búsqueda de mi balanza, son ustedes como piedras

de una montaña que me dieron fuerzas para sostenerme cuando me

encontraba débil  y apagada. Ustedes los que con sus cuentos,

experiencias y sabidurías, valores, unieron las diferentes partes de

una balanza que se encontraba desarmada, sola, abandonada y

llena de polvo en una esquina.

Gracias por no abandonarme, cuando me encontraba frágil y perdida,

por creer en mí, en mi búsqueda personal, en quitarle las telarañas

a una balanza que necesitaba brillar y pararse firme ante la vida.


Es así como comenzó un viaje en búsqueda de un tesoro, un recuerdo,

una balanza, un camino que me llevo por Europa y me trajo

nuevamente a mi casa en Venezuela donde escribo esta historia,

muy agradecida con Dios, mi familia, amigos y con mi prima Violeta,

que tenía más de 15 años que no veía. Quien me conto unos cuentos

que me ayudaron a reflexionar, me abrió su corazón y escucho lo

que el mío tenía que contar, me ayudo a calibrar una balanza que

estaba durante años sin usar, por encontrarse tan perdida.

Esta madrugada mi padre me dio un abrazo y un beso,

cuando se despidió.

Me dijo que no olvidara las llaves dentro de la casa,

cuando saliera por la puerta, pues yo todavía era una niña y rio.

Si le dije eso hare y pensé, una niña que regreso a casa, buscando

tesoros escondidos, recuerdos, fotografías, cartas, cintas grabadas,

libros, reunirse con su familia, despedirse de su pasado,

de sus recuerdos de adolescente que no la dejaban tranquila.


Una niña que creció y hoy día tienen niños que son lo más importante de su vida.

Que por ellos daría todo y por ellos pondría nuevamente todo

en la balanza para darles el mejor ejemplo de vida. 
 

Si olvidar era lo que quería, ahora sé que en mi memoria está el tesoro,

que es ahí donde se escondía, mi adorada balanza perdida.

No era olvidar lo que necesitaba, era recordar donde había puesto la balanza,

en mi vida, la que me llevo a madurar, a amar, a viajar, siempre a toda velocidad

y ahora siento que he llegado al lugar donde perdí la calma y guarde

la balanza y con ella mi felicidad por si algún día la pudiese necesitar.

Gracias a todos los que me han tenido paciencia en la vida, a pesar de

o por ser yo un volcán, con tan buena memoria, que quiso olvidar,

que no basta con amar, sentir, cambiar, juzgar, perdonar, recordar,

viajar a toda velocidad para enfrentar o huir de la realidad o encontrarse

nuevamente consigo misma.

Necesitamos de la balanza para estar en paz con nosotros mismos y

encontrar felicidad. 
 

Nunca olvidare que aunque nunca tuve mucha paciencia,

Dios me dio una gran capacidad para amar, para recordar y

sanar mis heridas  y que puso gente bella en mi camino,

a quienes nunca podré olvidar.

¡Ya encontré mi balanza, no necesito buscar más!

¡Ya encontrela calma y con ella mi felicidad!


Este cuento está dedicado a todos los que aman con el corazón, con pasión, con recuerdos, para todos los románticos como yo, quienes se acuestan pensando en el amor y es el amor lo que los levanta bien temprano de la cama.

Memorias de un Volcán
Pto. La Cruz 13/12/2011

1 comentario:

Alan M. Rogers Martijena dijo...

Felicitaciones querida amiga!!! Verdaderamente me llegaste al corazón. Gracias nuevamente por tus palabras. Son muy sabias tus palabras cuando dicen: "Sí en la vida todos necesitamos amor, y es la capacidad de amar lo que nos caracteriza, no amemos con temor, no dejemos en manos de otros nuestra felicidad." La verdadera felicidad vive dentro de nosotros y depende de nosotros ser felices sin importar las circunstancias.
Todos necesitamos de amor y todos necesitamos dar amor. Recibe todas las bendiciones del universo. Que tu balanza nuevamente calibrada y brillante te guie por los senderos de la felicidad. Un gran beso y abrazo. Tu amigo Alan.