jueves, 6 de octubre de 2011

Los reyes y su princesa, segunda parte


Érase una vez una princesa que después de muchos años sin tener noticias de su príncipe azul se encontró nuevamente con él. Así como si nada, como sí la tierra fuera redonda, como sí el mundo fuera un pañuelo.
Cuando la princesa encontró al príncipe azul por equivocación o cosas del destino, pensó que no había nada de malo en saludarlo, total habían pasado más de 20 años y ella sabía que su corazón lo había enterrado junto con todos los recuerdos del pasado.


 El  príncipe azul ya no podía hacerle daño con su presencia, ella no tenia ningún interés en un príncipe que en él pasado no la había valorado lo suficiente y que no la había amado tanto como para merecerla.
La princesa estaba segura de no sentir más que curiosidad por saber que había sido de la vida del príncipe, ni siquiera se detuvo antes a pensar que cosas le preguntaría o de que hablarían, ella pensó que sería como hablar con un viejo conocido, con él que intercambias un par de palabras y terminas hablando del clima, luego de diez minutos cuando no hayas más de que hablar.


Fue entonces que la princesa escucho la voz del príncipe azul y lo que sintió al escuchar la voz de su primer amor, no fue lo que ella imagino que sentiría  jamás, nada de lo que ella creyó posible sentir con solo escuchar una voz sin detenerse a pensar en el contenido de las palabras. El hola de él basto y sobro para que la princesa se diera cuenta, que no estaba preparada para escuchar la voz de su principe azul.
El no la dejo hablar, le hizo varias preguntas sin cesar y le contó de su vida. Dijo cosas que ella nunca imagino que alguien fuese capaz de confesar, sobre todo cuando han pasado tantos años y no existe la confianza para hablar abiertamente de los sentimientos que se tienen. La princesa se sintió como en un sueño no creía posible que el príncipe azul, le estuviera abriendo de esa manera su corazón.


Lo peor de todo era la sensación extraña que sentía en todo el cuerpo, sus piernas le fallaban, las rodillas le temblaban, sentía como todo el cuerpo le pesaba, no tenia fuerzas para mantenerse derecha. La princesa no sabía si era el piso o su cuerpo él que se estremecía. Los latidos del corazón tenían sorda a la princesa, pensó en lo equivocada y poco preparada que estaba en creer que se puede hablar, así no más con quien fue su otra mitad, su media naranja, su más puro amor, su príncipe azul.


La princesa pensó en terminar la conversación e inventar cualquier pretexto o excusa para no tener que seguir aguantando tanta inestabilidad del piso, detener el tsunami de emociones y poder callar los latidos del corazón, que casi no la dejaban respirar. Eso fue lo que sintió, como sí le faltara la respiración y como sí todo girara a su alrededor. Esa sensación no le gustó a la princesa y lo peor de todo fue lo que hizo a continuación.


En vez de disculparse y despedirse del príncipe azul, se escucho contándole sus secretos y abriéndole su corazón, hablándole del dolor que su pérdida le causó.
La princesa se escuchaba hablar y no podía creer que fuese ella capaz de decirle a un extraño todo lo que nunca se atrevió a contarle a nadie, ni siquiera a admitirse a ella misma. Tantos sentimientos guardados en lo más profundo de su corazón y bajo llave durante tantos años.


La princesa se sintió traicionada por su corazón, quien le hablaba al príncipe azul sin sentir ningún tipo de vergüenza de quedar desnudo y expuesto ante él, a quien ella juro un día no llamar ni con el pensamiento. ¡Ahora sabia el porque!, la princesa pensó que esta vez no seria suficiente mudarse a otro reino lejano, después de esa conversación que duro horas y no solo diez minutos como ella pensó inicialmente, ¡tendría que mudarse del planeta!


Si bien el corazón de la princesa se sentía feliz de por fin ser escuchado, ella no sabía que hacer con toda la información y con tantos sentimientos encontrados. De ha ratos pensaba que estaba soñando y de ha ratos no sabia sí todo era producto de su imaginación y que las palabras del príncipe donde le confesaba, el nunca haberla olvidado y estar arrepentido por haberla perdido, eran sólo palabras en una canción que suena en la radio y no lo que escuchamos cuando hablamos con alguien que no vemos hace muchos años.


Las palabras del príncipe, le llegaban directamente al corazón de la  princesa, ella entendía perfectamente lo que el príncipe le decía, aunque él a veces le hablaba en rimas como los cuentos de  Shakespeare. La magia entre ellos seguía intacta. Ella podía ser ella misma con él y contarle todos sus sentimientos, tenia más bien que controlarse, pues temía que el príncipe la malinterpretase o la juzgara por sincerarse con él de esa manera  y él a pesar de mantener la calma, se delataba con su palabras hacía ella.


La princesa podía sentir la emoción, el nerviosismo en las palabras del príncipe azul. Ella sentía y sabía que él todavía la amaba, lo mucho que le importaba, que ella seguía siendo el tesoro en su vida. Ella no dudaba en sus palabras o en la sinceridad de él en contarle los detalles de su vida, sus batallas, lo infeliz que se sentía, que francamente algunas anécdotas o casi todas ahuyentarían a cualquier princesa, luego de escuchar hablar de tantas derrotas y batallas perdidas.
Y sin embargo ella no estaba asustada, estaba conmovida e interesada por todo lo que él  príncipe azul le contaba y la manera en que él le hablaba de todo lo que sentía aun por ella, a pesar de los años sin verla o estar junto a ella.


El príncipe quería saber todo acerca de la princesa y eso la hacia sentir incomoda, vaya dilema. ¿Quien era ese extraño en quien su corazón confiaba como si lo conociera de toda la vida?
Los príncipes luego de conversar durante largo rato se despidieron como se despiden dos enamorados que hace años no sé han visto, pero que saben que él amor sigue intacto y eso nadie podría cambiarlo.
La princesa más tarde en la soledad de su habitación, al recordar él encuentro con él príncipe no pudo contener las lágrimas y lloró.


La princesa lloró como hacia años no había llorado, porque recordó cuanto amo a su príncipe azul, porque se sintió traicionada por su corazón, pero entendió que fue ella quien se negó a escucharlo en el pasado y tantas veces lo mando a callar. Por saber que no había nada que pudiese hacer ella para callar ahora a su corazón, que latía con la fuerza de un volcán a punto de estallar y no la dejaba pensar en nada más que no fuese en la voz y las palabras de su gran amor.


La princesa lloró por saber que había traicionado a su corazón, porque entendió que no se puede olvidar al primer amor, sobre todo cuando fue él, el hombre a quien ella más amo y con quien fue tan feliz. Por la sinceridad de las palabras con las que él le hablo y le contó lo duro que fue para él la vida sin su princesa, a quien nunca olvido. La princesa lloró por saber que lo que más deseaba era estar al lado de su príncipe azul para amarlo y hacerlo feliz, darle todo su amor y curar todas las heridas que dejaron las batallas en su corazón. Ella lo amaba con toda su alma y solo deseaba saber que era feliz, pero él no era feliz, le había dicho y eso la angustiaba y ahora él también sabia que la princesa lo amaba.
Ella lloró recordando que trato de convencerlo de que la separación fue lo mejor para los dos, que estaban mejor así, separados cada quien en su reino lejano.


¡Que sí el destino así lo quiso, fue para el bien de lo dos, le dijo al príncipe antes de despedirse y eso había que aceptarlo!
 La princesa lloraba en su habitación, porque ni ella creía ya en sus propias palabras. ¡Que destino tan cruel, que la separo de su amor! pensó.
¿Por que si el destino así lo quiso, no curo sus heridas? y
¿Por que sentía todavía tanto amor por él príncipe azul?
¿Por que corrían las lagrimas ahora por sus mejillas?
¿Por que esa sensación tan fuerte en su corazón?
¿Por que sí el destino los une nuevamente no puede abrazarlo fuerte y decirle que no tema, que tenga fe, que todo lo malo pasa y  que juntos de ahora en adelante todo será mejor?


¿Por que no se callaba su corazón?, sí estaban solos en su habitación, ella y él. Su corazón  parecía feliz de que ella lo escuchara cantar la misma canción una y otra vez. Era una canción que ella conocía, una canción muy familiar y que nunca había olvidado, solo había decidido nunca más recordar o volver a cantar. Era la canción que le cantaba su príncipe azul, cuando le hablaba de amor.


La princesa necesitaba ahora más que nunca la ayuda del consejero del reino, una persona sabia y noble, imparcial a todo este cuento. Que le diera un buen consejo, que le dijera como encontrar paz en todo el remolino de sentimientos.
Una noche finalmente lo encontró, no había pasado mucho tiempo y  al encontrarlo le contó todas las historias ocultas por tantos años en su corazón. Le pregunto a su consejero que si tenía alguna respuesta que la ayudara  a resolver el dilema que ella tenía.


El consejero del reino le dio el más sabio de todos los consejos.
Le dijo: querida princesa, hazle preguntas a tu corazón, que el tiene las repuestas, él conoce la felicidad completa, no temas hacer preguntas directas.
¡Escucha siempre la voz de tu corazón y recuerda ser feliz!


La princesa estaba feliz de saber que su corazón nunca la traicionaría, mientras ella escuchara lo que él tenia que decirle. Estaba feliz de haber encontrado a su príncipe azul y tener la oportunidad de decirle todo lo que antes no tuvo el valor de contarle. Estaba feliz de saber que en algún lugar de un reino lejano había un príncipe que la amaba aunque no pudiese estar a su lado para abrazarla.
Estaba feliz de saber que la vida trae hermosas sorpresas a todos lo que creen en el amor y no se rinden en su búsqueda. La princesa estaba feliz, tan feliz que se quedo profundamente dormida, mientras recordaba lo hermoso de sentirse enamorada.



Alicia sintió como unos dulces labios la besaban y escucho las olas del mar golpeando en la playa, abrió los ojos lentamente y vio a su esposo como la miraba y le sonreía. Disculpa le dijo él, no quise despertarte, pero te ves tan bella ahí dormida que no pude resistir besarte. Alicia se había quedado dormida sobre una camilla bajo un toldo en la playa mientras leía un libro. El día estaba fresco a pesar del sol que brillaba en lo alto. Estaba soñando le dijo a su esposo, que se había sentado a su lado y ahora la besaba en la frente y acariciaba su cuerpo con sus manos. ¿Que soñabas?, ¿conmigo? le pregunto él.
con uno de mis cuentos, le respondió ella.

Alicia era una escritora exitosa de novelas románticas, pero ahora se encontraba de vacaciones con su esposo en la playa. Conmigo entonces le insistió su marido. Ella rió y le dijo no seas tan curioso, mejor acércate que quiero otro beso, otro y otro. ¿Si te he dicho que me gusta la playa?
Sí corazón, miles de veces, la playa, el sonido de las olas, la arena, el sol y yo, pero no en ese orden. Los dos rieron y él la beso, ella sintió las mariposas revoloteando en el estomago y una sensación de inmensa felicidad. El la miro profundamente a los ojos y sin decir nada la abrazo. El la amaba con toda su alma, eran muy felices con todo y sus diferencias. Cuando estaban juntos no podían dejar de demostrase el amor que se tenían, no pasaba un día que no si dijeran cuanto se amaban y se querían.      


Si bien el matrimonió no siempre era fácil y a veces les costaba ponerse de acuerdo, ellos se comunicaban, se respetaban y se querían, se tenían confianza  y entre los dos había mucha química y pasión.
El estaba orgulloso de su mujer, de sus logros, admiraba su belleza, su inteligencia y su valentía. Con ella él sentía  que no le faltaba nada, que todo lo tenía, era su mujer, su amante y su mejor amiga.
A su lado él era un mejor hombre, uno capaz de lograr todo lo que se proponía.

Ella lo amaba con todo el corazón, lo adoraba, lo cuidaba, lo consentía, confiaba en él, en sus decisiones. Admiraba su inteligencia, su rectitud, su sinceridad, su fortaleza ante la vida. El era su inspiración, su compañero en las buenas y en las malas, su mundo entero.
El regalo que Dios le envío para que fuese feliz y creyera en el amor.
Eran muy felices los dos.


FIN

3 comentarios:

Alan Rogers dijo...

Hermosa reflexión sobre la vida y sobre el amor... Me sorprendiste con el final. Me gusto mucho. Verdaderamente son las personas que estan en nuestra vida la que en cierta forma ayudan a que lleguemos hasto donde deseamos llegar y con su cariño, apoyo y amor nos hacen la vida más feliz. También es cierto que antes de conocer las respuestas debemos conocer y entender las preguntas.
Las palabras más sabias y más sinceras son aquellas que salen de nuestro corazón. Gracias nuevamente por un hermoso cuento. Besos y abrazos querida amiga :)

Anónimo dijo...

Es dulce esta segunda parte, pero pese a todos los adjetivos con los que adornas relación tan amorosa, la encuentro poco convincente, demasiado onírica. No sé, pero le falta la fuerza y la pasión que ciega y arrasa.
Discrepo de Alan, porque en el amor, las palabras, son torrentes sinceros desde el corazón, pero no son sabias, porque el propio amor, el acto de amar, es pasión, nunca sabiduría.

Anónimo dijo...

Hola JP,gracias, nuevamente nos bendices con otro de tus unicos y extraordinarias historias,te comento q una vez q empece a leer la tan esperada y deseada por todos segunda parte de tu cuento "Los reyes y su Princesa,inmediatamente me deje llevar por tu calidez,tu pasion al expresar hasta lo mas minimo en el detalle mas pequeño, q caí como en un sueño o trance,q me puso a viajar.Senti los 20 años,la emoción del principe al escuchar la voz d la princesa,como sintio q en solo minutos debia saber de su vida, y el contarle la d el, sin cansar o aburrirla,senti el dolor de ambos al comentar la gran perdida,el nerviosismo,como las palabras d ambos llegaban al corazon,como inmediatamente salian a flote todos esos sentimientos encontrados q ambos tenian intactos,como dormidos o congelados dentro d un ice berg,como las palabras no eran parte d una cancion en la radio,sino del ser por el cual la princesa penso ya no sentir nada,como la magia,el interes de ambos seguian igual.Me imagine como debio sentirse la princesa al tratar d convencer sin suerte alguna al principe q lo sucedido habia sido lo mejor para ambos,luego como la princesa busco un consejo de amor,¿imparcial? y noble.Luego sumido en la mas profunda concentración al leer como la princesa decia sentirse feliz d saber q su corazon nunca la traicionaria,y de haber escuchado a su gran AMOR y el saber q el sentia lo mismo asi estuviera en un reino muy lejano.
De pronto la princesa se desperto y yo con ella al seguir leyendo la continuación o final del cuento q no es cuento! Realmente no era el final imaginado! Me sorprendio mucho al leer lo q seguia del cuento.
Tanto q ahora no se, cuando estaba dormida la princesa o la escritora exitosa?,cual era el sueño, y cual era de la vida real?
Muchas Gracias nuevamente por tu segunda parte.Me tomo de la mano y me ayudo a ver mucho en mi vida personal y profesional.Seguiremos en contacto! This i promise, Saludos!