miércoles, 12 de octubre de 2011

Los reyes y su princesa, el final del cuento


La princesa estaba feliz de saber que su corazón nunca la traicionaría, mientras ella escuchara lo que él tenia que decirle. Estaba feliz de haber encontrado a su príncipe azul y tener la oportunidad de decirle todo lo que antes no tuvo el valor de contarle. Estaba feliz de saber que en algún lugar de un reino lejano había un príncipe que la amaba aunque no pudiese estar a su lado para abrazarla.
Estaba feliz de saber que la vida trae hermosas sorpresas a todos lo que creen en el amor y no se rinden en su búsqueda. La princesa estaba feliz, tan feliz que se quedo profundamente dormida, mientras recordaba lo hermoso de sentirse enamorada.


El final del cuento


La princesa despertó del sueño, exaltada, había estado soñado con otra época, con otro tiempo, con una mujer llamada Alicia, que escribía cuentos. Una mujer exitosa, feliz con su esposo y con su vida. Estaba soñando con el mar, con el amor, con la felicidad, con tantos sentimientos hermosos, que en su vida actual no existían, soñaba con una mejor vida. El sueño le dio esperanzas a la princesa, pensó que tal vez para ella la felicidad también existía, como lo existía para Alicia, la mujer en su sueño.


La princesa decidió no esperar más y hablar con el príncipe valiente, necesitaba contarle un cuento, decirle la verdad acerca de sus sentimientos.
Fue así como le contó al príncipe la historia de su vida, él la escucho atentamente, ella vio como el sufría, escuchando el cuento, pero por ser el tan valiente no la interrumpió. Ella le dijo que sabía que no eran felices juntos, desde hacia mucho tiempo y que nada había tenido que ver el príncipe azul en todo eso. Ella necesitaba que él supiera la verdad y que entendiera que lo ultimo que ella deseaba era verlo sufrir o hacerle daño con sus sentimientos o con su pasado, pero que ella no deseaba vivir en silencio y ocultando la verdad.
La princesa le dijo al príncipe valiente que había intentado durante mucho tiempo hacerle entender que las cosas entre los dos no marchaban bien, pero él se había negado a escuchar y ella al igual que él se rindió al final y le dio paso a la soledad que acabo con su amor.


La princesa vio como él príncipe valiente luchaba por contener sus lágrimas y su dolor. El le dijo que no estaba dispuesto a rendirse, que él era muy valiente y que entendía que no había otros culpables del fracaso en la relación. Que él estaba dispuesto a cambiar, a aceptar el reto de hacerla feliz nuevamente, que quería su felicidad y que le daría el tiempo necesario para que ella tomara la decisión que tuviese que tomar.
La princesa se sintió libre de un enorme peso, por haberle dicho al príncipe la verdad acerca de sus sentimientos, por haberle contado al príncipe de su pasado. Se sintió libre por no tener que guardar más secretos.


En otro reino lejano estaba el príncipe azul que le escribía a la princesa que él también deseaba su felicidad y que si algún día ella necesitaba de él las puertas de su castillo siempre estaría abiertas para ella.
El príncipe azul deseaba verla nuevamente, mirarla a los ojos y abrazarla fuerte. Contarle tantas cosas que no se atrevía en sus cartas.
El la amaba a pesar de los años y la distancia, pero él era muy paciente y sabia que todo llegaba en su momento y no iba permitir perder a la princesa por dejarse arrastrar por sus sentimientos, tenía que darle tiempo al tiempo. No le hablaba a la princesa de sus sentimientos. Quería que la princesa escribiera su propio destino, que siguiera su propio cuento, que encontrara el camino de regreso. El deseaba que la princesa en contrara el camino de regreso a sus brazos, pero se negaba a decírselo o a expresarlo.


La princesa leí las cartas del príncipe azul, pero las palabras que él usaba, la hacían dudar de sus sentimientos, ¿no sabia que pensar de él? ¿Por que la frialdad?, ¿por que el distanciamiento? ¿Que quería él de ella? cuando le escribía que tenia que verla, que tenían mucho todavía de que hablar.
Ella también quería verlo nuevamente, pero tenía miedo de que cuando lo tuviese de frente las emociones la fuesen a traicionar y cayera al suelo desmayada sin poder hablar.


La princesa deseaba que él príncipe le hablara claro que le dijera que sentía por ella, quería saber si él estaba jugando con sus sentimientos o sí en verdad era cierto que después de tanto tiempo, él todavía la amaba o sí ella era solo una espina en su alma que él necesitaba sacarse con palabras guardadas y por eso deseaba verla.
Ella temía que sí se veían, él le hiciera daño con su silencio o peor aun, con sus reproches del pasado, por las heridas que su partida dejaron en él. Ella temía que él la hiciera responsable de su infelicidad y de sus inseguridades.
Sí tan solo él supiera cuanto ella lo amaba, si tan solo él confiará en ella, sí tan solo él no fuese tan terco y orgulloso y no la hiera con su silencio, pensaba.
¡Sí tan solo él dejara de buscar excusas, pretextos y culpables en todos lados y le hablara claro! ¿Por que tenia él que esperar para verla de nuevo, para decirle lo que sentía por ella? ¿Por que no decirle cuales eran sus pensamientos? ¿Qué acaso no sabia él que la conocía desde joven, lo impaciente que era?


La princesa decidió entonces no preocuparse más y no dejar en manos de nadie su felicidad, decidió ser feliz ella en su día a día, en sus actividades, poniéndole corazón a todo lo que hacía.
La princesa decidió tomar el control de su felicidad y no volverse a conformar con menos de la felicidad completa que hacía a su corazón vibrar, cantar y bailar.
La princesa continuó escuchando a su corazón hasta que un día encontró el amor en forma de hombre, se abrazaron fuertemente y vivieron felices para siempre.
 

Fin del cuento 

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡ Plooofffffff...!. Me he quedado hecho un lío con el final del que he deducido que la princesa está tan enredada como yo, porque no sé si sigue con su esposo, pero enamorada de otro principe que está lejos, y, que se ha rerereenamorado de un señor con el que es feliz cuando puede y le dejan sus neuras.
¡Vaya lío en el que nos hemos metido tu y yo.
Sácame de semejante delirio, Johanna.
Gracias y un abrazo.

Alan Rogers dijo...

Bonito final!!! La princesa necesita ser escuchada... No todos los finales estan escritos y no todos los finales escritos terminan como uno se imagino que terminarían... Le deseo mucho éxito a la princesa en su busqueda de la felicidad. Un gran beso y abrazo querida amiga :)

Anónimo dijo...

Un final abierto está lleno siempre de muchas expectativas. Las tuya, las mías, las de cada lector. Un final abierto te da la oportunidad de seguir soñando tú sueño personal...