lunes, 30 de enero de 2012

Alicia y el gato con botas rojas


Todos en algún momento deseamos huir de la realidad hasta que nos enfrentan y sabemos que no podemos seguir huyendo.

Hay días en que me digo ya no más cuentos nuevos, termina los que comenzaste hace algún tiempo y que son muy buenos. Están ahí esperando a ser editados, pulidos y sin embargo no puedo detener el lápiz y mi creatividad se da rienda suelta en la libreta de notas.


¿Que ya no importa nada? ¡Eso no es cierto!, seguimos con las mismas metas y los mismos sueños para atrás ni para agarrar impulso, ¿por qué no lo pensé antes?
Por lo menos recuerdo quien soy, como me llamo de donde vengo, a donde voy y lo que estaba haciendo antes de llegar a este lugar oscuro y frio, con nauseas y ganas de vomitar.
Estaba yo en el jardín, hablando por teléfono. Lo recuerdo como si fuera ayer.

Mi nombre es Alicia y soy escritora de historias, cuentos.
Me encontraba en la casa escribiendo un cuento titulado “El gato con botas rojas”.

“El gato con botas rojas me tentaba a que saliera a jugar con él, quería que juntos cazáramos ratones, que sin mí ya nada era igual, me decía”.
“Que del amor al odio solo hay un paso, que esa línea hoy la cruzamos, pues te odio con todo el corazón, así como ayer te ame.”
“¿Que paso? dijo el gato, ¿dime algo?
“Nada gato, ¡medí cuenta que las botas rojas no eran tuyas te las robaste!”

Llamen a un Doctor, a un siquiatra que la escritora se volvió loca, diría el gato.
Se creyó su cuento y es que ¿no tiene imaginación?
¡Imagínese usted algo! ¿Dígame usted que se  imagina? Preguntaría el gato con botas rojas


Mi querido gato, déjame no decir nada, mejor deja que te cuente mi vida con una historia.

Me llamo Alicia y escribo cuentos, eso es lo que hago con mi tiempo. En eso tengo éxito, pues como dicen los amigos, las musas no me abandonan y es que soy muy divertida, todo es un show un espectáculo y el show debe continuar sin importar los sentimientos.


A mí lado acá en la playa esta mi marido.
El me ama tanto como yo lo amo a él.
Todos los días cuando se despierta se voltea, me abraza, me besa y me dice
“Good morning sunshine”

Yo sólo pienso que lo amo tanto, bajo el sol, la luna, las estrellas, bajo la lluvia y bajo todos los planetas.
¡Como lo amo! Nunca he sentido algo tan profundo o similar, mi amor no se compara con nada.
Cuando me acuesto es en él, en quien pienso y le doy un beso y cuando me levanto ahí esta nuevamente a mi lado, llenándome de caricias y besos.

“Good morning sunshine” pienso 

Yo solo sé que lo amo, que lo pienso a diario, que bueno que es tenerlo tan cerca, para poder decírselo, para que nunca lo dude y se siente amado, correspondido. Es que me encanta cuidarlo, él lo sabe y yo soy muy afortunada.

Él se va muy temprano al trabajo, mientras yo me quedo en casa con esta hermosa vista de la playa, pensando todavía en sus besos y es que tiene una boca que me embriaga, me deja boba cada vez que me besa, me hipnotiza, adoro su boca y sus besos, podría pasarme el día entero pegada a su boca. Nada más de ver su boca me provoca, esa boca y pienso que soy la mujer mas afortunada del mundo de que esa boca sea mía y solo mía.

Cuando me besa siento una descarga eléctrica y me elevo. Me enciendo con más luces que un árbol navideño, es como ver un puente encendido cubierto de hermosas luces. Así me siento cuando beso su boca y el me besa de regreso.
Todos los días beso su boca cuando me despierto y lo hago todas las noches cuando me acuesto.
Lo amo y no puedo negarlo, él también lo siente y por eso esta a mi lado.

Cuando se va al trabajo, me dice, ya vuelvo, no tardo, ¡regreso pronto! para llenar tu boca de besos. Es muy romántico, mi marido.

¡El gato con botas esta esperando!, le digo a mi marido, tengo que terminar el cuento.

No puedo quedarme a medio camino, tengo que terminar lo que comencé, o no me soltara, no me dejara tranquila en esta vida o la siguiente.

Mi amor, mi cielo, mi vida, recuerda que no todos los gatos son como los pintan en los cuentos. ¿Él tuyo tiene botas rojas?, ¿dijiste?
¿No te preocupa eso?

Si es cierto, que mi gato tiene botas rojas puestas, pero ya le pregunte y me dijo que son suyas, que no le incomodan y que me dejara verlas y tocarlas cuando yo quiera.

¡Ten cuidado querida con los gatos, que son traicioneros!
Siempre caen de pie, y caen muchas veces, tienen muchas vidas, piénsatelo bien, no vayas a terminar llorando por un cuento.

Ve a trabajar mi cielo, mi media naranja, mi otra mitad, ¡no me digas como escribir mis cuentos!
¡Yo no te digo como hacer tu trabajo, no vayamos a pelear por eso, que tú y yo jamás peleamos!
¿Recuerdas?

¿Tú y yo jamás peleamos por nada? Pregunta mi marido
¿Será eso algo malo? O ¿algo bueno? agrega

Mejor  te vas corriendo, tomas el bus, el tren, el auto o lo que sea y te veo más tarde ¿de acuerdo? Le pregunto a mi esposo y sigo…
¡No me cuestiones, tú ya sabes como me pongo!
Te amo, te adoro al infinito y más allá, en un lugar donde sólo sale el sol y no hay oscuridad y si, también donde los gatos tienen botas rojas y son traicioneros, pues prometen cosas que son imposibles de cumplir y cuando quieres acercarte y tocar sus botas, huyen, se esconden, te arañan, te traicionan, pero no por eso voy a dejar de contar un cuento del día que vi al gato con botas rojas y lo que sucedió cuando se quito las botas, que fue muy gracioso, todavía estoy llorando de la risa mi vida, mi tesoro, mi media naranja, mi otra mitad y no digo más, pues a veces decir de más puede causar una tragedia y tú y yo no queremos pelear, pues nunca lo hacemos y no sabemos como.

Mi vida, mi amor, mi cielo, mi media naranja, si tan solo no estuvieras tan loca y vieras la realidad, siguieras la lógica de las cosas, escribirías otra cosa y no a cerca de un felino que se cree tigre y le gusta cazar ratoncitos. Continúa mi marido
¿Qué le gusta la cacería dijiste? ¿Matar a animales inocentes e indefensos? en un bosque y ¿eso no te da ganas de salir corriendo?

No me gusta comentar mis cuentos y eso es tema para Caperucita Roja y mejor vete para que vuelvas pronto y me puedas bañar con tus besos. Esta tarde cuando regrese te tendré la comida lista, caliente y te esperare con la ducha tibia, envuelta en una toalla y podrás hacer conmigo lo que te plazca, no es eso una maravilla, tenemos un plan, una cita.

¿Me lo prometes? Pregunta mi marido

¡Ya me voy para regresar más rápido!, mi vida, será mejor que me tome un par de días libres que estoy que no me aguanto, mejor no sigas, que esto es un cuento, una fantasía, no lo arruinemos poniéndole fechas o días, falsas expectativas y promesas rotas.


¡Deja ya de hablar! no sigas, que hay un gato con botas rojas afuera en el jardín esperando por mi. En cuanto a ti, déjame que cuando me desocupe de mi cuento, te escribiré algo sólo para ti, que sea lógico y directo, que te diga todo lo que yo siento.



El gato con botas rojas me mira con la ceja levantada y la boca abierta y me dice con una voz ronca, incrédula y con algo de ironía.

¡Que fantasía tienes Alicia!, ¡que imaginación!, ¡me dejas loco!

¡Me cae mal tú marido! ¡No lo soporto! Agrega el gato con botas rojas

¡Espero ser yo él equivocado y no él otro!

¡Dime algo Alicia!, Dime algo…





Alicia y el gato con botas rojas

Puerto La cruz 29-01-2012

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