lunes, 15 de julio de 2013

El príncipe sapo

Cuenta la leyenda que hay que besar muchos sapos para encontrar a un príncipe

–Regálame un beso princesa – me pidió  

–Yo no soy una princesa y la última vez que bese a un príncipe se convirtió en sapo.
–Eres bellísima princesa,  regálame un beso – insistió

–No insistas, no me llames princesa. Yo le entregue mi alma en un beso a un príncipe, pero él se convirtió en sapo cuando me entere que mientras yo soñaba con sus besos y sus caricias él se encontraba con otra mujer. Después de eso no volví a ser la misma, no me reconocía ni en el espejo, comprendí que no todos los cuentos tienen finales felices, que la verdad puede ser cualquier cosa y muchas veces deja de tener importancia. La verdad simplemente es lo que mejor te ayude a dormir por las noches, eso y la botella de vino tinto que me ayudo con el insomnio y el dolor intenso en mi corazón.
–No todos los hombres son iguales, a mí también me traicionaron en el pasado y no por eso dejo de creer en el amor o pienso que todas las mujeres son iguales. Tú no eres como nadie que yo haya conocido jamás.

–Eres un romántico, un soñador, me encanta eso de ti. No fue un hombre quien me traiciono, fue mi propio corazón. Creí haber visto el amor en sus ojos, creí haberlo escuchado en su voz, pero lo que vi fue mi amor por él reflejado en su mirada. Él nunca me amo, mi príncipe se convirtió en sapo y yo no volví a pensar en él de la misma manera.
–Regálame un beso princesa,  yo no soy como el príncipe sapo, yo no me tomo los besos a la ligera, yo no te besaría y luego me iría con otra, no te traicionaría como si un beso no significara nada. Desde que te vi la primera vez solo pienso en una cosa: En despertar con tu sonrisa todos los días.

–Eso debe ser lo más hermoso que me han dicho en mucho tiempo –le confieso
–Ojala sintieras tú lo mismo que yo siento – hay un tono de súplica en su voz

– ¿Que sientes? – le pregunte armándome de valor
–Quisiera abrazarte muy fuerte y nunca soltarte, me fascina como hueles. Me gustaría complacerte en todo lo que me pidas, contarte todos mis secretos, tomarte de la mano y susurrarte que te quiero al oído.

– (woooohhhh) ¿Señor está usted coqueteando conmigo? – le pregunto en broma – ¿Qué te parece si vamos lento y comenzamos siendo amigos? – agrego
– ¿Amigos? ¡Amigos somos desde hace tiempo!, ¿que no te has dado cuenta? – pregunta el extraño de Lecherías

Enamorarme de él sería tan fácil, lo pienso pero no se lo digo para no entusiasmarlo. Sólo sonrió en señal de respuesta. El amor no se puede apurar, así como los besos no se piden, los besos se dan o se roban, si tienes que pedirlos (suspiro) es que ya sabes la respuesta.
Me despido de él dándole un beso en la mejilla y diez minutos más tarde me envía un mensaje que dice:
¿Fui un tonto, no es cierto? ¡He debido darte un beso cuando tuve la oportunidad! La próxima vez que te vea, que te tenga enfrente, no perderé el tiempo, no te pediré permiso, simplemente voy a besarte y será como esos besos en las películas, intensos, apasionados. Eres bellísima princesa y yo….
… yo estoy completamente enamorado.

Creo que este el comienzo de una hermosa amistad, me dije a mi misma mientras borraba su mensaje sin tan siquiera contestarlo, pero la sonrisa en el rostro no se me borro en toda la noche.


 

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