martes, 2 de agosto de 2011

Los extraños en mi vida

Recuerdo hace ya algunos años, una tarde sentada en un restaurante almorzando sola, se me acerco un hombre a la mesa. Me dijo que lo disculpara pero tenía rato sentado en la mesa de al lado observándome, queriendo acercarse para decirme que en su opinión yo era la mujer más bella de aquel lugar.
Yo le sonreí, le di las gracias, el se alejo y yo seguí comiendo sola en mi mesa pensando que algún día esa sería una buena historia para recordar.
Cuando en alguna ocasión me sentí insegura en mi piel me gustaba recordar ese momento, ya que siempre me hacia sonreír el recuerdo de que un extraño de quien ni siquiera supe su nombre haya tenido el valor de acercarse a mi mesa con esas flores.
Yo siempre he sido tímida en mi esencia y nunca me atrevería a acercarme a un extraño para decirle que lo encuentro atractivo. Cuándo en el pasado me he sentido atraída por un hombre, me he paralizado, no me han salido las palabras, me he quedado muda y me he mordido los labios.
Lo cierto es que cuando un extraño se me acerca porque siente alguna atracción por mi  o tiene algo que decir, yo nunca lo rechazo y siempre le regalo una sonrisa para darle las gracias por la valentía y por alegrar con sus palabras mi día.
Es algo que através de los años me ha pasado con frecuencia, pero nunca deja de sorprenderme o agradarme cada vez que sucede.


Algo parecido sucedió en mi último viaje. Andábamos de lo mas perdidas en la estación de trenes mis acompañantes y yo, cuando de repente una hermosa voz en ingles británico, dentras de mi preguntaba si necesitaba ayuda para llegar a alguna parte.
Cuando me di vuelta para buscar la voz, mapa en la mano, me quede muda, pues la voz tenía una hermosa cara, con enormes ojos azules que me miraban.
Hice lo que siempre hago en esos casos, yo tan tímida, no dije nada y le regale mi mejor sonrisa.
Mis acompañantes luego dirían, que pudieron observar como aquel hombre se derretía.
Yo le pregunte como llegar al metro, el me mostró en el mapa y me hizo señas en la dirección que lo encontraría. Yo le día las gracias por la ayuda, pero el ni siquiera se movía.
Se podía sentir la química. Por unos minutos nadie dijo nada, el me miraba fijamente, como quien quiere detener el tiempo, buscando ver mi alma através de mi mirada.
Me pregunto si quería que el nos llevara hasta el metro, que no estaba apurado y que con gusto lo haría, que sería nuestro guía.
Yo no podía sino seguir sonriendo de ver la cara de ese hombre tan bello.
Le di las gracias al extraño, me mordí los labios y le explique que con todas las indicaciones que el ya me había dado, seguro llegaría a mi destino.


Mis acompañantes no dijeron nada, pero 5 minutos más tarde exclamarían:
¡Cómo se te ocurre no aceptar la ayuda del extraño si estamos de lo más perdidas!
Yo sabia que el rechazar la ayuda de ese hombre, podía ser una de esas cosas de las que tal vez algún día o 10 minutos más tarde, me arrepentiría.
El haber dejado ir aquella voz, aquellos ojos, su mirada buscando la mía.
Talvez a mi segundo esposo, el que me encontró, mientras yo me encontraba perdida.
¡Vaya historia de amor! ¡Vaya química!
Sin embargo sé que hice lo correcto. Si dejaba que nos acompañara en ese momento de mi vida, yo sintiéndome tan insegura, frágil y tan perdida.
¿Quien sabe? Talvez hubiese huido con aquel hombre ese día, con un extraño, con mi guía.
 Así que lo deje ir, como se deja ir a un extraño, al hombre, que es solo un cuento nuevo en mi vida.

FIN
Praga Julio 2011


Nota adicional:

Creo que todos debemos recordar tratar a la gente como nos gustaría ser tratados a nosotros, así sea la persona un extraño. Ser cordiales, regalar una sonrisa, unas bonitas palabras, no cuesta nada y le alegramos a alguien el día. También pasa que a veces tratamos mejor a un extraño de lo que tratamos a las personas más cercanas a nosotros.
Vale la pena reflexionar y valorar a la gente que nos da tanto a cambio de tan poco. A veces le damos tantas atenciones a una persona y no recibimos nada, mientras que terminamos recibiendo mucho de quién no esperábamos nada.

Lo que no recomiendo es hacer como alguien que conocí una vez que andaba de payaso pelando el diente y sonriéndole a cuanta mujer se le paraba por delante.
Cuando la atención que recibimos no es sincera las mujeres enseguida nos damos cuenta. 

Interesante:

Una vez leí en una revista sobre la importancia de la química entre dos personas, al parecer a veces solo hace falta un breve acercamiento, y en cuestión de minutos (15 minutos según la revista) sabremos sí esa persona es alguien de quién nos podemos enamorar.
¿Amor a primera vista?

En cuanto a dejarlo ir:

“Si amas a alguien, déjalo libre. Si vuelve a ti, es tuyo, si no lo hace nunca lo fue”
                                                                                              ---Desconocido

Tema para otro cuento de mi blog…continuara….

1 comentario:

MasalaMom dijo...

Este cuento me gustó mucho!.. Además me hizo recordar una experiencia que tuve cuando trabajaba como consultora para una cía. en Rep. Dominicana. Yo ya había vivido 2 años en R.D., así que ya estaba familiarizada con la mentalidad impulsiva y pasional de los hombres de allá. Un día estaba yo sola almorzando en un restaurante chino. El restaurante estaba vacío y mientas yo comía entró un hombre que se sentó en una mesa a cierta distancia de la mía. Creo que saludó y me dijo "Buen provecho!". Creo que le respondí. Ni cuenta me dí cuando él se fue. Después de terminar mi almuerzo, fui al baño y cuando regresé, me dirijí a pagar. Para mi sorpresa, en vez de darme la cuenta, me dieron una tarjeta de presentación - "del caballero que le pagó el almuerzo". Me sorprendí y no tuve otra opción que tomar la tarjeta de presentación y dar las gracias al mesero antes de salir. El restaurante estaba al lado de la oficina donde yo trabajaba en ese entonces, así que llegué rápido a mi destino. No me acuerdo qué decía la tarjeta -nada impresionante - y tampoco me acuerdo cuándo la boté a la basura.

Mi primera reacción fue indignarme...porqué me pagan mi almuerzo?!?!? - Cuántas veces habrá hecho lo mismo ese extraño?!?! Si me hubiera dado la oportunidad, le hubiera dicho: "Gracias; pero no gracias!" - En todo caso, supongo que es sólo una anécdota...y siempre me pregunté si eso de pagarle el almuerzo a una mujer sin que ella se diera cuenta y dejarle una tarjeta de presentación, le habrá servido a ese extraño para conocer a alguien...

Nunca volví a ese restaurante.