lunes, 14 de mayo de 2012

¡Que torta, que dilema!



Les cuento que estoy metida en tremendo dilema, resulta que hace como dos semanas atrás, me enviaron una nota del kínder de mi hijo solicitando a las mamis si podíamos preparar una torta para ser puesta a la venta durante la fiesta de verano del kínder. Yo la verdad no se preparar tortas o dulces, a mi me gusta más lo salado que lo dulce. Yo feliz de preparar un delicioso Strogonoff de Pollo, un Salmon Teriyaki, o una Pasta Marinera, pero tortas ni idea como preparar una torta o pastel. Le pregunte a mi amiga Venezolana, que es quien me saca la pata del barro en todos los cumpleaños de mis chicos trayendo deliciosos quesillos venezolanos y tortas infantiles decoradas hermosamente en azul, ella si es experta en tortas, (no como yo que casi nunca como un dulce) pero ella estaba ocupada con un examen importante justo esa semana y no podía ayudarme preparando  la torta.  Yo no quise negarme a enviar una torta al kínder y decidí recurrir a mi fiel amigo el Dr. Oetker. Quien tiene un delicioso brownie en caja lista, que sólo tienes que agregar 250 gramos de mantequilla y cuatro huevos. Luego hornear por 25 minutos, hasta mi hijo de seis años podría preparar él solito el pastel de lo facilito que es.

Yo decore la torta y la lleve al kínder de mi hijo, pensando que de seguro no se vendería muy bien por no ser nada del otro mundo. Entregue la torta en la cocina y ni mire a tras para ver cuando la ponían a la venta. Una hora mas tarde sentí curiosidad de saber si alguien había probado el pastel, pero cuando me asome había muchas otras tortas, la mayoría de queso y de cremas, pero ni rastro de mi torta de chocolate. Yo pensé ¡tan mal quedo que ni siquiera lo pusieron a la venta! Decidí pasar pena y preguntar por la torta, total necesitaba llevarme el envase así fuera lleno a casa. Me sorprendió mucho cuando me dijeron, que la torta se había vendido toda y me entregaron el envase limpio y vacío.

¡Gracias Dr. Oetker! Pensé.

El problema que ahora tengo es que el jueves fui al kínder de mi hijo nuevamente, esta vez por el día de las madres y se me acerco una de las maestras para felicitarme por la torta, diciendo que había quedado, tan delicioso que se había agotado rápidamente y que había gustado tanto que me pedían que por favor les diera la receta de la torta de chocolate.

De haber estado en Venezuela, yo habría reído y le habría contestado, que le dieran las gracias al Dr. Oetker, porque yo de tortas no sabía nada, pero aquí en Alemania, eso es un crimen más fuerte que pegarle a la mamá. Todas las tortas son “selbst gemacht” o en castellano, hechas a mano por uno mismo. Mi marido, el alemán (Historia para otro cuento) me dijo que estaba metida en tremendo lio, que acá nadie compra tortas de caja para las fiestas, que ni se me ocurra decir la verdad o voy a quedar como un fracaso en la cocina. Él lo sabe por los cuentos de su oficina, donde si la torta no esta hecha por uno mismo, todos la critican y nadie quiere probarlas o lo hacen con mala cara. Él llevo una de mis tortas de chocolate y mintió diciendo que la había hecho su mujer. ¡Mentiroso, mentiroso!

Recordando esto, le di las gracias a la profesora y sonriendo le dije que con gusto le haría llegar la receta. ¡Que mentirosa me he vuelto, no me lo puedo creer!

A mi me causa mucha gracia este dilema, pero mi alemán (recordar publicar el cuento) dice que es un asunto bien serio que no se puede tomar a la ligera. Las tortas no se compran en la panadería y menos en cajas listas. Él me aconsejo que dejara que se les olvidara y no mostrara mi cara por el kínder en un buen tiempo.

Aprender a preparar una torta esta ahora en la lista de mis prioridades, luego de sacar mi certificado de instructora de Zumba y antes de hacerme millonaria como escritora.

¡Que torta, que dilema! Si por lo menos me gustara un poco más el dulce. ¡Que soy muy dulce me dice el alemán, que a él le encanta que yo le cocine! y es que él no me conoce muy bien, pero el amor a él le entra por el estomago y yo a él no pienso ponerlo a dieta, a él pienso consentirlo mucho preparándole todo lo que le gusta, como un delicioso pollo al horno en finas hierbas acompañado de un aromático arroz Basmati o unos divinos Cannelloni rellenos de queso ricota y espinaca. No miento trabajé en un restaurant en Caracas con increíbles Chefs y el alemán dice que prefiere comer lo que yo cocino a lo que comería en cualquier otro lugar. Traducido quiere decir que yo cocino muy bien. ¡Y yo que pense que andaba conmigo por el sexo!

La próxima vez que me pida una torta, me hare la loca, no con el alemán, me refiero al kínder de mi hijo. Diré que estoy en una dieta muy estricta y no puedo ni tocar el azúcar, ¿Dieta yo? ¡Jamás, para eso hago Zumba cuatro veces por semana! y yo que prometí no decir más mentiras. ¡Se me esta volviendo costumbre! ¿Sera que mejor digo, que la receta es un secreto y no puedo divulgarlo?

¿Alguien tiene una receta para una deliciosa torta de brownie de chocolate que sea “selbst gemacht”?

¡Que torta, que dilema!

¡Feliz día de las madres a todas las seguidoras y lectoras de Historias del corazón!

7 comentarios:

Alan Rogers dijo...

Hahaha... El dilema de la torta... Aqui en España se llama "Tarta"... hahaha... Yo creo que les deberías dar la receta Dr. Oetker. La verdad es que lo importante con las tortas de caja son los demas ingredientes que uno agrega y su calidad, deberías agregarlos a tu corta receta y escribir los ingredientes más importante: Cariño y Amor. Estoy segura que vas a causarle una buena impresión a la maestra y a todos. Estoy seguro que ellos jamás han visto esos dos ingredientes agregados en una receta. Creo que a uno deben aceptarlo tal cual uno es, además se comieron toda la torta, es decir que mala no estuvo... Hahaha... Mentir por una torta y sentirse mal por algo tan simple me parece una tonteria... hahaha... Además si no le das la receta a la maestra vas a quedar como una tacaña egoista que no comparte sus cualidades culinarias y reposteras expertas con nadie... hahaha... y al kinder debes ir todos los días... hahaha... No es el dilema de la torta, es el dilema sobre que debo decir o no decir... Todo lo mejor. Besos y abrazos querida amiga.

Anónimo dijo...

jajaja.
Diles que los maracuchos no dan los secretos de sus tortas porque despues se quedan sin "EL SECRETO" y de paso "sin cobres".jajaja
Lo de " los cobres",...es otra cosa mas larga de explicar...porque en la bodeguita del barrio te quieren hacer la Competencia..y Maracucho Pendejo se muere chiquito...jejeje. Muy bueno tu cuento...pá lante...Vos sabeíssssssss...¡¡¡

Johanna Penny dijo...

Muchas gracias Alan por tu comentario!!!

Johanna Penny dijo...

Gracias Anónimo por tu comentario y saludos a la gente hermosa de Maracaibo!!!

Johanna Penny dijo...

Gracias Giancarlo por la deliciosa recete de Brownie con nueces que enviaste a mi facebook!!! Besos por España!!!!

Anónimo dijo...

Hola Johanna:
Soy Elena.
Me encanta tu blog!!!
He leído la historia de la torta y he de decirte que a mí me pasó prácticamente lo mismo! La única diferencia es que yo compré la torta ya hecha en una panadería. Y justo viene una madre al día siguiente a pedirme la receta!!! Me quería morir!! Menos mal que tengo una suegra alemana! Le compré la misma torta, ella la probó y me escribió a ojo los ingredientes. Yo se lo di a la madre y quién sabe cómo le saldría la torta después!!! Ya no le pregunté más por ella.
Muchos besos y enhorabuena por tu blog!

Johanna Penny dijo...

Hola Elena,
Muchas gracias por tu comentario tan lindo!! Muy buena tu historia de la torta, se siente bien saber que no soy la unica mamá a la que le pasan estas cosas!! jajaja Gracias por compartir tu historia!! Besos y que Dios bendiga tu hogar!!