jueves, 15 de agosto de 2013

Desojando Margaritas

Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere,
me quiere, no me quiere, me quiere.

Así andaba yo por tu amor…
… desojando margaritas

Convencida de tu amor un día,  dudando de tu amor al día siguiente.
Segura de tu amor al tercer día y cuestionándolo todo al cuarto.
El quinto y el sexto día sabía que era cierto: ¡que me amabas!
Cuando llegaba el domingo, comenzaban mis temores de nuevo.
Creyendo sin realmente creerte y desojando Margaritas por ti.

¡Que terriblemente inseguros somos los seres humanos!
¡Que poco superhéroes de nosotros!
¡Que alguien llame a la liga de la Justicia!

Si me llama me quiere, si no contesta mi llamada no me quiere.
Si viene me quiere, si no viene no lo hace.
Si me busca me quiere, si no me busca no me quiere.
Si viene me quiere, si no viene no lo hace

Muy cierto eso de que somos nosotros mismos…
 …quienes creamos nuestros propio demonios

Y si dice que: “me quiso, me quiere y me querrá siempre”
¿Que estará tratando de decirme? ¿Sera mejor desojar Margaritas?


Estaba pensando en aquel mensaje que escribí, el que decía que quería verte, que te necesitaba demasiado, que no quería seguir esperando. El mensaje aquel en donde escribí que no quería perderte, que te amo demasiado como para imaginar mi vida sin ti. Aquel mensaje que nunca envié porque pensé que tú ignorarías, por pensar que para nosotros ya era tarde. Pensé, te lo juro pensé, que tu no me amabas, no lo suficiente, no como yo quería. En vez de preguntarte directamente sí tú me querías en tu vida o fuera de ella, yo decidí desojar margaritas.

Es cierto que muchas veces le tenemos más miedo a las respuestas que a las preguntas y por eso terminamos desojando margaritas, pero tarde o temprano aprendemos que vivir con la incertidumbre es más doloroso que enfrentar nuestros temores.  Más importante que saber si alguien nos quiere, es saber que queremos nosotros, como queremos ser tratados, como queremos que alguien nos hable, nos mire, nos recuerde. Me enseñaron a tratar a las personas como yo quisiera ser tratada. No necesito desojar margaritas para saber la respuesta.

¡Todos merecemos ser tratados con cariño, amor y respeto!

Ya no necesito desojar margaritas para saber si tú me quieres. Yo sé que me quieres y así será siempre. Sabemos cuándo alguien nos quiere por cómo nos hacen sentir.

Te observo ahora desojando margaritas por mí y quisiera decirte que no es necesario que yo siempre te ame, aunque no te lo haya dicho suficiente. Pensé que con un poema, una canción una historia entenderías que mi amor por ti es como esos recursos renovables que nos enseñaron en la escuela, esos que nunca se agotan. Lamento todas las veces que no hice lo suficiente por ti, para que te sintieras más querido y valorado, (pensaba que ya había hecho demasiado).

¡No necesitas desojar margaritas por mí!
Yo te amo y te amare siempre.
Mi amor por ti con los años solo se ha hecho más fuerte.

Así que cuando tengas dudas piensa y recuerda:

Me quiere, si me quiere, me quiere por como la hago sentir, me quiere, si me quiere, porque la trato con cariño amor y respeto, como yo quiero ser tratado, me quiere, si me quiere.

Siempre Tuya,

JP

1 comentario:

Alan Rogers dijo...

Me encanta este cuento querida amiga. Me quiere. No me quiere. Creo que en mi caso no me quieren querida amiga o por lo menos ese fue el último pétalo de la margarita que me toco. Un gran abrazo. Todo lo mejor.