martes, 5 de junio de 2012

Tirando el anzuelo


Le contaba a un amigo que me habían hecho una propuesta indecente.
Hablando con un hombre acera de hacer negocios juntos, luego de un tiempo conversando, le pregunte que tenía en mente, y su respuesta fue: ¡Comerte como a una fruta!, ¿Qué no era esa tú pregunta?

Yo me lo tome a broma y le conteste que ya me había desayunado, que no tenía antojos de frutas y que mejor continuáramos hablando del negocio.  
Mi amigo a quien le conté lo sucedido me dijo: Eso pasa en este mundo todo el tiempo, se llama “Throwing the bait”. Lo que sucedió es que te tiraron un anzuelo a ver si tú lo mordías.

Ahora entiendo, tiene sentido, como no mordí, el continuo hablando de negocios como si nada.
Esta es una de las razones por las cuales a mí me encanta tener amigos hombres, ellos ven las cosas desde otra perspectiva, si yo le hubiese contado esta historia a una amiga, ella tal vez me hubiese dicho: Ni se te ocurra hacer negocios con un hombre así, ese lo único que quiere es llevarte a la cama, mejor aléjate. En cambio mi amigo me dijo, haz el negocio con él hombre, ignora que quiere llevarte a la cama, en el mundo en el que te mueves te va ha pasar que te tirarán varios anzuelos y vas a tener que aprender a esquivarlos mientras nadas.

‹‹Business es business, pásate un “suiche” y no pierdas de vista el negocio, si quieres tener éxito›› – me dijo mi amigo.  
Una amiga me dijo un día: Los hombres que tiran anzuelos en lo personal y que son muy buenos en eso, no sólo lo hacen contigo, lo hacen con todas las demás, a ver quienes muerden. ¿Quieres un pescador de esos en tu vida? Si no es el caso, quédate en tierra firme.

¿Playa o tierra firme?
Recuerdo un hombre que directamente me dijo: “Yo no te voy a echar los perros”. Yo me pregunte ¿por qué querría echarme los perros? A mí no me hace falta que me echen los perros. ¡Yo soy una sirena! además ya nos conocemos. Yo creí que lo conocía, que sabia quien era él, sin embargo él actuaba como si fuera un extraño en mi vida, me tenia muy desconcertada, no entendía su forma de expresarse, ni su doble sentido. Ahora entiendo que lo que él hacia era tirar anzuelos, a ver si yo mordía. El problema era que él tiraba anzuelos en donde había un tiburón. Un día me dijo: no me gusta el tiburón en tú playa, me intimida, le tengo miedo.

Yo estaba que no me aguantaba de la risa y quería decirle: ¡Deja de tirar anzuelos si le tienes miedo al tiburón!, pero lo peor que puede hacer un hombre es mostrarle su inseguridad a una mujer, a las mujeres nos encantan los hombres seguros de si mismos, que saben lo que quieren y no se rinden fácilmente. La mujeres a veces necesitamos de un tiburón para mantener alejado a los pescadores que se la pasan tirando anzuelos. A mí me funciona muy bien.

Yo soy como una sirena en la playa, estoy en mi elemento. De vez en cuando se me acerca un pescador con su caña de pescar y me tira un anzuelo. Yo le sonrió mientras pienso: ¿Se asustara del tiburón y saldrá corriendo?, o ¿estará aquí para quedarse?
Este cuento es para ti, mi querido tiburón, gracias por nadar conmigo.


2 comentarios:

Alan Rogers dijo...

Empiezo el comentario preguntando por el número de telefono de la modelo en la foto... hahaha... Solo hablaste de tirar anzuelos, nada de mencionar la pesca de arrastre con redes... hahaha... La vida es un juego de propuestas, ofertas y negaciones. Sobre todo en los negocios y en las relaciones humanas constantemente uno esta lanzando el anzuelo o a uno le estan lanzando el anzuelo; el morder o no depende de lo que queramos... Hahaha... O de lo apetecible que este la carnada... hahaha... "Business is business" Todo lo demás es deporte y hobbies... hahaha... Besos y abarzos querida amiga. Mucho éxito!!! Todo lo mejor :)

Johanna Penny dijo...

Muchas gracias Alan, por seguir mis Historias del Corazón!!
Besos y abrazos por Madrid!!