Cuento de horror
“Cuando dos antiguos amigos se vuelven a encontrar
Después de una larga separación, sucede muchas veces
que afectan tener interés por cosas que les han llegado
a ser completamente indiferentes; a veces lo notan ambos
y no se atreven a descorrer el velo, a causa de una duda
un poco triste. Así es como ciertas conversaciones
parecen sostenerse en el reino de los muertos.”
Friedrich Nietzsche, 1882-1900
Era de noche, ella salio al jardín con guantes y pala. Comenzó a cavar en la tierra húmeda, buscando desenterrar su amor muerto, que yacía ahí enterrado y sin vida desde hacia varios días.
Hay amores que matan, pensaba, mientras cavaba, pero su amor no podía estar muerto, ella no estaba lista todavía para dejarlo ir. No era su tiempo, no se rendiría, no escucharía los consejos de quienes dijeron que esto acabaría muy mal, ¡que era muy tarde ya!
Su corazón latía con fuerza, tenia que ser un error, una equivocación, su amor no podía estar sin vida. Ella todavía tenía fe, creía que el amor todo lo podía, la vida no podía ser tan injusta de arrebatarle nuevamente el amor y romperle el corazón. Sentía las lagrimas correr por sus mejillas, no podía con el dolor en su corazón, debía concentrase y seguir cavando, no pensar en el frío, en el viento helado que entraba por sus huesos y congelaban las lagrimas en sus mejillas.
Que absurdo todo esto pensó hace solo unos días, todo era alegría y de repente el cielo se nublo, el sol desapareció, deje de escuchar su voz….
No, esto es sólo una pesadilla, un poco más y todo volvería a la normalidad.
Finalmente y luego de mucho cavar, desenterró su amor y lo llevo dentro de la casa, lo envolvió en sabanas para darle calor, pues estaba pálido, húmedo y helado del frío que hacia en el jardín.
Lo sentó en el sillón y le dijo con la más tierna voz. Mírame estoy aquí, todo va a estar bien, fue solo una pesadilla. Pero su amor no la veía, tenia la mirada perdida y sin brillo, estaba ausente. Su mirada no era la misma había demasiada tristeza. Ella coloco música y le pidió que cantara, pero su amor no decía nada, ella comenzó a bailar y él la observaba sin sonreír, sin cantar, sin decir sí todavía la amaba.
Ella apago la música, dejo de bailar y se sentó con él en silencio. Ya le habían advertido de los peligros de resucitar a un muerto, jamás pensó que él la mataría con su silencio. ¿Por que ahora?, ¿por que después de tanto tiempo?, ¿acaso no fue suficiente todo el sufrimiento?, ¡tantas horas cavando en él jardín, con él viento, él frío, la lluvia con la humedad y las lágrimas heladas corriendo por mis mejillas y esto es lo que me das!, ¿silencio? Le pregunto.
Su amor comenzó a reírse.
¿De que te ríes? Le pregunto, ¿de mí acaso?, ¿de algún chiste que quieras contarme?
El le respondió con voz triste, ¿por que insistes? ¡Has debido dejarme enterrado! No te das cuenta que no soy el mismo, que he cambiado, que no puedo darte lo que pides, que aunque quisiera, que no es el caso, no estoy en capacidad. Solo quería silencio, ¡no busco hacerte daño!, pero sin querer eso es lo que hago. Tienes que llevarme nuevamente al jardín y enterrarme, pero esta vez cava un hueco el doble de profundo, para que no tegas ganas de volver a sacarme.
No puedo, le dijo, no estoy lista para sacarte de mi vida, como hago para olvidarte, para dejar de amarte. Sin ti me falta la respiración, como hago para levantarme en las mañas sin mi amor.
Baila, canta, escribe, respira, descansa, duermes y al día siguiente te levantas, le respondió su amor.
¡Que injusto eres amor, no seas cobarde, no temas entregarte a mi corazón!, Exclamo ella.
Que esperabas de un muerto a quien acabas de resucitar, le contesto. Todavía estoy mas allá que de acá. ¡Y tú me aturdes con tu música, tus bailes, tus cuentos, tus exigencias, tus reproches y yo sólo quiero silencio!
¿Qué nunca paras?, ¿que no descansas? ¡Cuánto más digas y preguntes, más yo callo!
¿Qué tengo que hacer para que renuncies a mí y me vuelvas a enterrar en tu jardín?, ya yo no creo en el amor como creí una vez a tu lado y no importa cuanto intentes hacerme recordar el pasado, no podré recordar y el pasado no importa ya. Es el presente que tienes que aprovechar, conmigo no tendrás futuro, pues ¡yo estoy muerto y condenado! No tengo tiempo para la felicidad, ahora solo vivo en él silencio, en la oscuridad de mis miedos, en mi inseguridad y no es ahí donde tú deseas estar. Entiendo que me veas, me escuches y te recuerde a tú amor, pero él ya no existe, él murió, yo soy solo un extraño que esta de paso y debes dejarme ir, enterrarme nuevamente en tu jardín.
Al día siguiente, ella comenzó a cavar, lo amaba tanto y siempre lo amaría, pero tenia que respetar su deseo, darle lo que él más quería, silencio. Así fue como ella enterró a su amor y con él su corazón, para que nadie pudiera volverla a lastimar o hacerle daño.
¡Hay amores que matan pensó!
FIN
Este cuento es pura ficción, cualquier parecido con la realidad es pura fantasía, no hay nada enterrado en mi jardín y que a nadie se le ocurra andar cavando huecos por ahí. Me inspire en la novela de horror de Stephen king “cementerio de animales”1983
Y por las frases “Never give someone bad ideas” y “algunas cosas son mejores dejándolas en el pasado” de Alan Rogers
¡Alan you do "scare de hell out of me", thank you!
¡A veces lo que queremos evitar, es lo que terminamos causando por nuestra propia terquedad! JP
1 comentario:
Who scares the hell out of who?... hahaha... Muy buena reflexión de vida querida amiga... ¿Hay amores que matan? ¿Hay amores muertos?... ¿Puede el verdadero amor morir?... Hay cosas que deben quedarse enterradas porque ya están en estado de putrefacción y huelen muy mal... Además sirven de fertilizante y de abono para que vuelvan a crecer y a florecer otras cosas en nuestra vida... Me encanta tu frase Johanna: "A veces lo que queremos evitar, es lo que terminamos causando por nuestra propia terquedad." Un pensamiento Zen dice que uno atrae lo que uno desea evitar... Besos y abrazos querida amiga.
Todo lo mejor :)
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