Es un juego de estrategia,
el objetivo es matar al rey del oponente.
Es un juego completamente transparente,
donde nadie dice nada.
Mientras haya vida hay esperanza.
Ponemos todas las piezas sobre el tablero
vemos todo en blanco y negro,
Ese es el color del tablero y es así como lo vemos.
Es un juego que se observa desde arriba.
Completamente transparente,
donde tengo que pensar
en la jugada de mi oponente.
Estamos enfrentados cada uno
en su lado del tablero,
viendo todo en blanco y negro.
Soy yo la que tiene que fijarse
cuando atacas para evitar
estar en “Jaque”.
Como en un callejón sin salida
sin poder correr hacia atrás
o saltar hacia delante.
Como un peón sin su corcel,
me encuentro entre la espada
Y la pared.
Yo no conozco este juego pero
estamos viendo el mismo tablero.
No me dices tu estrategia.
“Jaque” la vida del rey peligra,
sí no hago una movida para salvarlo
lo asesinan.
En un juego que se observa desde arriba
Donde nadie dice nada,
Completamente transparente.
Mientras haya vida hay esperanza
Sí nosotros somos como las piezas de ajedrez,
dejemos que Dios decida el juego
y mueva las piezas que no podemos.
El puede ver todo desde arriba
y sabe lo que nosotros no sabemos.
En nuestro juego de ajedrez
sólo podemos ver el juego
desde el plano terrenal.
Sólo podemos ver hacia atrás,
movernos en el hoy y esperar.
Que sea Dios quien decida la jugada,
quien muere y quien se salva.
Mientras haya vida
siempre habrá esperanza
Agradezco a Dios por las buenas amigas que me inspiran y por mostrarme que siempre hay una salida, cuando lo pongo todo en sus manos.
Gracias a mis amigas Mariluz Bogarin y Griselda Wehnert-Zetino por la inspiración, la creación y la enorme colaboración en el cuento.
Esta historia es el resultado de una noche de jugar Bowling juntas.
1 comentario:
Hola, Johanna!...
Muchas gracias por mencionarme como fuente de tu inspiración para este cuento.
¡No me deja de sorprender la facilidad que tienes para poner tus ideas en estrofas!
En realidad, me parece que sí se puede hacer una analogía entre la vida (o aspectos de la vida) y un juego de ajedrez, porque en ambos se necesitan "estrategias".
Sin embargo, me pusiste a pensar al final de tu cuento cuando mencionaste a Dios. Llegué a la conclusión de que tengo una perspectiva un poco diferente a la tuya.
Yo no me veo como una pieza de ajedrez, sino como una jugadora de una partida de ajedrez. Mi "batalla" es mi "cruz".
Dios no está a cargo de decidir un juego, sino que soy yo la responsable de hacer las movidas que me permitan alcanzar mi objetivo. A veces hay decisiones difíciles de tomar (como sacrificar "alguna pieza de nuestro juego"), pero sabemos - por nuestra conciencia - que son las decisiones correctas.
Claro que hay factores que están fuera de mi control en el juego (como por ej. las decisiones del contrincante ó el tiempo que éste tarde en hacer la próxima movida) y eso que está fuera de mi control, es lo que sí puedo poner en manos de Dios.
Después de leer tu cuento por segunda vez, llegué a la conclusión de que -después de todo- también se podría ver que Dios es el que está jugando (contra el mal). En ese caso, es muy cierto que es El quién decide "quien muere y quien se salva".
Disfruté mucho de este cuento por la reflexión a la que conlleva. Me pareció interesante que también hay otros autores "blogueras" que han hecho la misma comparación. Mira lo que me encontré: http://wady.lacoctelera.net/post/2009/02/21/la-vida-es-como-juego-ajedrez
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