Él no tenía ni idea. Me encanto ver su rostro tan
expresivo y su cara de sorpresa. A mí no me gustan las sorpresas, pero me encanto
sorprenderlo a él, fue perfecto, tal y como lo imagine. Su rostro, su sonrisa,
su mirada, su voz, su calma.
Yo no dije nada simplemente lo abrace cuando lo tuve
cerca y le dije:–Me da gusto verte.
–Estas bellísima – dijo el – ¿Cuándo llegaste? – quiso
saber
–Gracias– le respondí
sonriendo, mirándolo a los ojos, creo que si yo fuera del tipo que se sonroja,
me habría sonrojado. Respire profundo, casi suspirando, y le conteste:
–Llegue hace apenas unos días, todavía tengo problemas
con el cambio de horario, pero tenía ganas de saludarte –
–No sabía que vendrías, ¡esto sí que es una sorpresa! –
Dijo – y yo pidiendo que volvieras, deseando que volvieras – agrego
Él se frota los ojos
–No puedo creer que estés aquí, yo te hacía, por allá,
tan lejos. ¡Estas bellísima!, ¿tienes algún teléfono o PIN donde pueda ubicarte?
–No. no tengo, pero puedes enviarme un mensaje privado
cuando quieras
–Me encontraste en un buen momento, estoy bien
calmado, hoy fue un día sin stress, tengo
tiempo, aunque para ti yo siempre tengo y tendré tiempo. Es más, mi tiempo es
tuyo, todo tuyo.
Yo sonrío más por dentro que por fuera, me da gusto
verlo, está igual a como lo recuerdo.
–Yo hoy estoy un poco apurada, además de completamente
desorientada, como zombi con el cambio de horario, pero ya encontrare el tiempo
para que nos sentemos a tomar un café y conversar. –le prometí
–Seguro, cuando tú quieras – dijo acercándose para
abrazarme
Temo que si lo dejo no vaya a soltarme, a dejarme ir.
Siento como los latidos de mi corazón se disparan.
Debo irme, me esperan – le digo manteniendo la
distancia, la espalda lo más recta posible y la frente en alto
–Si lo entiendo, pero antes que te marches dame un
abrazo – me pide, caminando hacia mí y abrazándome fuerte antes de que yo pueda
responder y dándome un beso en la mejilla que por unos centímetros no fue a
parar muy cerca de mi boca. En su abrazo pude sentir sus ganas de adueñarse del olor de mi piel. Sentí su completa sorpresa de tenerme tan cerca de él y sus ganas de besarme en la boca.
Desde mi ventana, las cosas se ven tan distintas, aunque la vista parezca ser siempre la misma. Todo cambia. Por primera vez todo salió como imagine, yo también estoy sorprendida. ¿Sera que así debe ser?, el hablo más que yo, se alegró tanto de verme. Yo me quede pensando en la vista desde mi ventana y en todos los cuentos que nunca le conté por temor a sonar como una loca, o muy vulnerable o peor que él se los creyera todos, los hiciera suyos, y se adueñara de la vista desde mi ventana. El me hace sonreír y eso es algo bueno. La vista desde mi ventana, me recuerda que estoy en un lugar mágico, donde todo es posible, donde no todo está escrito y todavía se pueden escribir grandes historias.
Cuentos de Alicia
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