lunes, 20 de febrero de 2012

Me cuesta tanto olvidarte


“Ay, que pesado, que pesado,
siempre pensando en el pasado
No te lo pienses demasiado, que la vida esta esperando…
Cuánto tiempo hace falta para que borres las heridas que
te hiciste en el amor
Cuántas veces te he dicho que sólo tú tienes la llave que
abre y cierra el dolor
mira que hemos hablado que los recuerdos son mentiras
y que inundan la razón”
Mecano – Ay que pesado (entre el cielo y el suelo 1986)



Una lectora de mis Historias del corazón me envió un mensaje pidiendo que escribiera sobre un corazón que se niega a dejar de amar, ¿como hacer para que un corazón olvide un amor y ame nuevamente?

¿Será que lloro primero y luego escribo?, o ¿escribo mientras lloro? ¡Mejor no llorar!

Mejor escuchemos el disco de Mecano y concentrémonos en escribir un cuento que salga del corazón.

Hace muchos años una gran amiga que al verme sufriendo tanto por el desamor me dijo que “un clavo saca otro clavo”. Yo no entendí el juego de palabras ni el significado detrás de ellas, pero igual me lancé en busca de una ferretería que tuviera muchos clavos, tornillos de todos los tamaños y ya que estaba ahí hasta un martillo para darme por la cabeza por haber sido tan idiota y pasarme los días llorando tanto.

Mi corazón parecía cantar como dice Mecano “me cuesta tanto olvidarte, me cuesta tanto olvidarte, olvidarte me cuesta tanto”.

Mi corazón se negaba a dejar de amar, a olvidar, sin importar lo que yo hiciera para convencerlo de que era en vano, que esta historia no tendría un buen final. En otro lugar escuche que era cuestión de mantenerse ocupada todo el día en actividades para no pensar en el vacío que deja un amor cuando se marcha, te deja atrás.

Así que yo me la pasaba todo el día corriendo de una lado para a otro sin descansar, me volví una experta en “Multi-Tasking”, una organizadora perfecta del tiempo, sólo paraba para comer y dormir y luego continuaba con mil actividades para no tener que sentir o escuchar a mi corazón que seguía con la misma canción, “me cuesta tanto olvidarte”. Vale, si quieren que algo se haga y se haga bien, sólo tenían que llamarme a mí. La perfeccionista, la que nunca duerme demasiado. La que nunca se rinde hasta cumplir todo en su pesada agenda, la competitiva, la que se disfrazo de furia para que nadie viera su tristeza. Un trofeo, un “Oscar” han debido de darme por buena actriz de reparto.  El trofeo me lo dieron, esta en mi cuarto, me lo dieron por ganar un concurso de baile. Cuando bailo mi corazón no recuerda las penas y yo me la pasaba todo el tiempo bailando, me la paso bailando todos los días. Cuando bailo soy otra y mi corazón se alegra. ¡Pero no puedo bailar las 24 horas!

La otra opción es el dicho que “El tiempo cura todas las heridas” ese en especial me da mucha risa, ¿en que tiempo?, ¿en el mio o en el de él?, ¿en cuantos días, meses o años para que deje de doler mi corazón y yo deje de llorar? Uno aprende a vivir con las heridas y cicatrices, pero ¿curarlas? ¿Quien se invento es cuento?

A mi me gusta pensar que no soy una monedita de oro para que todos me tengan que amar y querer por igual. No podemos obligar a los demás a querernos, sólo podemos dejarnos querer. Yo no soy una monedita de oro, a pesar de tener una cara tan bonita. Soy más bien difícil de amar, incomprensible muchas veces para un simple mortal. Logro que algunos hombres se coman las uñas de los nervios y otros se queden en absoluto silencio por temor a decir algo que este mal.

¿Que hacer para que un corazón deje de amar u olvide a un amor? ¡He probado tantas cosas durante tantos años, que siento que doy pena!

Estoy probando con aceptar que algunas cosas no están en mis manos, sobre todo cuando hay más personas involucradas y no queremos causar daños.

Estoy probando con perdonarme a mi misma cada día un poquito por amar demasiado y ser tan pendeja en cuestiones de amor, por sentir demasiado y no saber como parar mis sentimientos.

Y si aquí vienen las lágrimas que tengo que dejar correr por mis mejillas para que no me ahoguen por dentro. ¡Llorar hace bien!

Estoy probando con recordar en vez de olvidar y si, sé que suena alocado, insensato, pero es que
¡Olvidarte, me cuesta tanto, me cuesta tanto olvidarte! – Grita mi corazón

Es mas fácil aceptar lo que no podemos cambiar, lo que no tiene solución, es mas fácil entregarse al sentimiento y decirle al corazón, te escucho, aquí estoy, llora si tienes que llorar, ama si tienes que amar, perdona si tienes que perdonar, compórtate como un pendejo si eso te hace bien.  Hoy no te voy a detener, voy a bajar la marcha, el ritmo, detener mi paso un rato para escucharte mejor y consolarte un rato. No voy a ir por ahí en busca de clavos, ni ferreterías para olvidar un rato. Hoy no voy  a hacer 10 mil cosas a la vez, solo voy a bailar dos horas para sentirme un poco bien y luego escuchare tus quejas y reclamos de como te hace falta un pedazo y como duele demasiado.

Dejaré las lágrimas correr un rato para que entiendas que el tiempo no cura todas las heridas, pero cicatrizamos bien.  Sobre todo aprendemos de las heridas y aprendemos a valorarnos, a querernos y a no dejar que cualquier persona que no nos quiso lo suficiente en el pasado, que no nos valoró, nos siga haciendo daño. Aprenderemos a vivir y disfrutar del presente y poco a poco iremos soltando el pasado y a no pensar tanto en el futuro, ya que el presente es todo lo que tenemos. Yo soy mi propia monedita de oro, tengo que quererme y cuidarme, si no lo hago yo ¿quien va a hacerlo? tengo un enorme corazón, que tiene mucho que decir y mucho amor para dar.

Hay mucha gente linda, que quieren un pedazo de mí, de mi corazón, ver mi cara bonita, que desean hacerme feliz, verme sonreír y yo solo tengo que dejarme querer. ¡Así de fácil es!
Suerte y que la música, los cuentos, el arte nos acompañe siempre para alegrar nuestros días.


Este cuento es para Yrais Alonzo, una lectora de mis Historias del corazón. ¡Gracias por motivarme a escribir cuentos que salen de mi corazón!

Lecherías, Venezuela 19 de Febrero 2012

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