jueves, 9 de agosto de 2012

No quisiste verme / Rompiendo el Hielo

A mis amigas les conté que no quisiste verme…

Por eso de que ¿para que ilusionarse? si igual yo soy la misma de ayer, la que tiene mala fama de hacerte sufrir con cada despedida. Para que darnos una oportunidad si ya sabemos como terminan estas historias y despedidas tuvimos suficientes, demasiadas.
Si no puedo darte un final feliz para que perder el tiempo con cuentos. Para que dar un final feliz si me diste un vaso de agua sucia cuando tenía sed.

–No quiso verme, ¡invento miles de excusas! – les dije a mis amigas una mañana
­–No, no es cierto yo ni siquiera quise saber los motivos de porque no podía verme, sacar tiempo de donde no había. Igual no importaba lo que él dijera, yo no iba a creerle de todas maneras. Su credibilidad conmigo estaba en menos cero. Yo misma no quería verlo ¿para que? Nada de lo que él dijera podía cambiar el pasado. Cambiar el pasado era lo único que él quería y eso no se puede.

Tan cerca de él y a la vez tan lejos, repitiendo la misma historia
–No yo no quería verlo a él y él a mí tampoco, (en lo único que estuvimos de acuerdo) no tenia ni que decírmelo y yo no insistí simplemente me pregunte a mi misma: ¿Si fuera yo, si las cosa fuesen al revés que habría hecho yo?, ¿hubiese corrido a verlo o lo hubiese dejado esperando? ¿Me hubiese importado el que dirán o habría mandado a todo el mundo al diablo? ¿Si necesitaba de él me habría ido con otro? ¿Qué habría hecho yo de saberlo a él en el infierno sufriendo?

Ningún amor es tan ciego era sólo cuestión de tiempo
Me mando a freír monos – le conté a mis amigas – No le importo que yo hubiese cruzado todos los puentes por él. Eso me pasa por tener mala memoria, sufrir de amnesia, ¿o era insomnio? olvidar que eso fue lo mismo que hizo la última vez. Mandarme al infierno. Eso me pasa por enamorarme sola, darme con la misma piedra, por pensar que esta vez sería diferente que ambos habríamos aprendido del pasado. Que no dejaríamos que nada ni nadie se interpusieran entre nosotros.

¡No contaban con mi astucia! – Dijo el Chapulín colorado – ¡síganme los buenos!
Me queda el consuelo de saber que no fui yo quien no quiso, quien nunca hizo lo suficiente, si de vaina no hice que me botaran de la casa, hasta me desheredaron, huahua, que risa me da todo esto. Y el ni pendiente ocupado con la mala junta, y recuperando los contactos de las mujeres que le borraron del teléfono celular. Ahora entiendo porque nunca tiene tiempo de devolver las llamadas y necesita un año para contestar un mensaje, para no equivocarse de nombre a todas las llama mi vida o mi cielo. ¡Da igual! Finalmente entendí lo del estatus de “complicado”.  Así no digo yo, cualquiera estaría “complicado”. Algunos tienen mucha suerte en el amor otros en los negocios. A mi se me cumplen todos mis deseos y todo lo que mentalizo, soy una mujer muy afortunada mientras mi felicidad no dependa de otros. Cuando vamos en búsqueda del amor el amor sale en nuestro encuentro, según Coelho, pues a mi el amor me dejo esperando, sufriendo y cuando finalmente apareció me dijo: yo no quiero sufrir ¿acaso tú si?

¿Amor = sufrimiento?
¿Yo? Claro que no – le dije mientras pensaba: me equivoque al pensar que con los años habrías aprendido que las oportunidades para amar son pocas y no se desaprovechan. Que pena que tenga que dejarte ir de nuevo. No me recuerdas y ya no sabes quien soy.

– ¡Tanto nadar para morir ahogado en la orilla mi querido pirata! – dijo una Venezolana
­– Nunca me abrió la puerta, pero lo que vi por la ventana no me gusto, me revolvió el estomago, me dio asco, ahora si se le paso la mano – me queje con mis amigas

–­Bese a un príncipe y se convirtió en sapo – yo escribí el cuento desde el infierno un día
– ¡No puede ser, le entro el pánico! – dijo la Argentina

– ¡Eso no se hace! – dijo la de Costa Rica
– ¡Que romántico! – Dijo la Alemana – sacrificarse por amor para no hacerte daño

– ¡Romántico nada un… ¡ – sólo les pido una cosa, después de hoy nunca más vuelvan a preguntarme por él, ni mencionen su nombre. Por su culpa borre todas las canciones románticas de mi iPod. Si escucho una canción romántica más voy a vomitar.  No quiero volver a tener que hablar de él, repetir el mismo cuento, por eso están todas aquí, el mismo día, a la misma hora y bajo el mismo techo. Prometo responder a todas las preguntas como quien da una entrevista, pero después de hoy. El pasado es pasado…. y él… es historia.
¿Qué paso? – Pensé que era hacer las pases con el pasado lo que querían, verse y conversar – pregunto una de mis amigas   

Cuando lo vi supe que no era el pasado lo que me molestaba, era la desconfianza, sus ganas de encontrar la verdad en cuentos, leerme como se lee a un libro, analizarme como …
¡La cochina confianza! me dijo un día – y yo le pedí que me explicara a que se refería, no entendía de qué estaba hablando, pensé que estaba burlándose de mí. Me dejo con la duda y desapareció. 

¿Por qué será que lo que no podemos tener lo destruimos?
¿Por qué destruirme porque no me puedes tener? Yo antes de destruirte prefiero dejarte libre, que encuentres tu felicidad en otro lugar. Él la encontró en brazos de otra mujer, dos o tres…cien da igual.

Después de esa experiencia, con cualquiera menos con él, que asco, me paso como mi amiga Olga,  cuando se entero que el marido la había engañado con otra mujer, que llevaba una doble vida, (Mi gato tiene como siete vidas y él siempre cae parado). Olga recuerdo dijo: después de enterarme que estuvo con otra, nunca más quise que él me pusiera un dedo encima, que me besara o que… Yo nunca pude realmente entender (hasta el día que caí en el infierno) ¿como se puede pasar del amor al odio tan rápido?. Ahora entiendo como se matan las ilusiones, (a punta de desilusiones) como la verdad deja de importar, como la verdad se convierte en insignificante y pasa a ser cualquier cosa que tú quieras que sea y que te ayude a dormir mejor por las noches. Eso y la botella de vino que me tome una noche mientras escribía cuentos para aliviar el dolor intenso de mi corazón, a quien le dije: ¡Si me vuelves a hablar de ese hombre, te juro que lo vas a lamentar!, ¡Admite que te equivocaste tú tan pendejo, después de hoy pensamos con el cerebro, a ti no se te puede dejar sólo al mando, porque hundes el barco!
–Cruzamos el puente y no había nada del otro lado – le escuché decir con tristeza a mi corazón.    

–No digas eso que aprendimos mucho con esta lección y lo que sucede siempre es para mejor, además tenemos un montón de cuentos, como cien sin exagerar, eso ya es bastante, tenemos el éxito asegurado y la certeza de que hoy más que nunca sabemos lo que queremos y lo que no también. Cuando una puerta se cierra otras se abren, no se puede apurar al amor.
–No se puede apurar el amor – repitió mi corazón resignado y encogiéndose de hombros

FIN
–Cuéntanos otro cuento – me pidieron mis amigas

–Esta vez uno con un final feliz – insistieron todas riendo

Rompiendo el hielo

A penas lo vio cruzando el puente esa tarde, supo que él era el hombre de su vida, su gran amor. No importo cuanto tiempo tuvo que esperar por él, ahí estaba. Lo reconoció por su forma de caminar y por su sonrisa, cuando lo abrazo recordó aquel olor a brisa fresca y a playa que recordaba desde que era una niña. No quería soltarlo, cerro los ojos intentando detener el tiempo congelarlo en aquel abrazo. Sabía que como amaba aquel hombre jamás volvería a amar a nadie. ¿Locura temporal, un sueño, producto de su imaginación? La verdad no importaba mientras él estuviera ahí para calmarla y protegerla. Su mirada lo decía todo, había demasiado amor en su mirada. Él le extendió su mano que ella tomo sin decir nada, como lo más natural del mundo, entrelazando sus dedos con los suyos, mientas pensaba: esto es lo que la gente llama el paraíso. Tú eres mi paraíso mí querido pirata, si te tengo a ti no necesito nada más para ser feliz, se dijo así misma. Su corazón latía con fuerza, estaba contento, emocionado y no paraba de cantar. Él beso sus labios cuando cayó la noche, la luna los observaba calladita, silenciosa, sin decir nada, como sólo la luna puede. Aunque él no dijera nada, como él la amaba a ella, jamás volvería a amar a nadie. Ella conocía sus secretos y como esa mujer, nadie le llegaba al corazón, ella era su felicidad y por fin estaban juntos. No hicieron falta palabras ni disculpas, no había hielo que romper. Él le pertenecía a ella y ella siempre fue de él, según la luna que conto la historia no hubo un amor más puro o fuerte bajo el cielo esa noche, de esos que vencen todos los obstáculos. Él jamás la perdería de nuevo. Ella jamás volvería a dudar de él. Eres mi sol de noche y yo soy tu canción –pensó. Esa noche bajo la luna y las estrellas ella le entrego su alma en un beso y él…
¿Qué paso? – preguntaron todas gritando de la emoción

–….y vivieron felices para siempre – les dije riendo mientras pensaba en las locuras que hacemos por amor y como por amor todavía nos queda mucho por hacer…. Pero por hoy hicimos bastante.

Good night and sweet dreams


No quisiste verme / Cartas desde el infierno / Rompiendo el Hielo/ Cuentos de luna

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